Esculturas de juguete
La etapa de la infancia es una de las mejores épocas de la vida, ya que
todo se resume en comer, dormir y jugar. Los papás, o cualquier otro adulto,
son los encargados de proveer lo que necesite el pequeño.
No existen preocupaciones, aunque quizá si se rebasan los cuatro años,
adquiere alguna responsabilidad académica en el kinder y la primaria, sin
embargo, el estrés es un estado desconocido.
Una de las cosas más importantes, sino es que la más, para los niños es
jugar. En este periodo adquieren gran cantidad de información sobre lo que
sucede a su alrededor. Comienzan a aprehender lo que es bueno o malo, lo que
duele o produce placer, interactúan con otras criaturas y el proceso de
relación se estimula.
Es un hecho que se piensa que necesitan accesorios para que su vida
sea más divertida, y cuáles son estos: los juguetes. Estos objetos siempre van
ligados a la infancia y varían de acuerdo a la temática y el género, ya que hay
exclusivos para niñas y niños.
Las muñecas y los muñecos tienen diferencias muy marcadas. Son juguetes
que reafirman la cultura e ideología del lugar donde se desarrollan los niños.
Barbie y G.I. Joe han marcado a generaciones, pues demuestran de manera implícita
el perfil que debe tener el pequeño cuando sea grande. Buscar la perfección
anatómica, en el caso de las niñas, y los valores patriotas, para los niños [el
ejemplo se enfoca más a la visión estadounidense].
No se tiene un dato exacto de cuándo fue la primera aparición del
juguete, sin embargo, se tiene registrado que los egipcios, los romanos y en
la etapa pre-inca ya se jugaba con muñecos.
En la actualidad hay una gran variedad de juguetes para que los
niños se diviertan construyendo historias, llevando la fantasía a confines que
no tienen límites. Se convierten en los mejores amigos que los
acompañan en todos los viajes, a la casa de los abuelos, los tíos, al zoológico, al parque y donde decidan ir los padres.
Aunque estando en las manos de los pequeños, podríamos decir que los
juguetes tienen un tiempo de vida útil. El uso y ajetreo al que son sometidos les
producen desgaste o desmembramiento del plástico. Los brazos, las piernas y la
cabeza son las primeras zonas que son separadas del tronco.
Cuando están en esas condiciones, por lo regular suelen ir a parar al
bote de la basura, pues ningún otro niño los querría ni regalados. Es aquí cuando
entra la “cirujana” Freya Jobbins, quien se dedica a rescatar estas
piezas para darle vida a un nuevo ente, además de comprar algunos nuevos.
En realidad la nativa de Sudáfrica es una escultora y grabadora que,
entre otras actividades, se avoca a la recolección de juguetes viejos, principalmente
muñecas y muñecos, para ensamblarlos y darle vida a figuras completamente
bizarras con las partes plásticas.
Sus creaciones se asemejan a humanoides que pueden aparecer en películas
o series de ciencia ficción, seres creados por una mente que no sigue los cánones tradicionales de la escultura. El plástico cobra un interés especial, porque es la
materia prima.
Su inspiración proviene de Giuseppe Arcimboldo, un pintor italiano que
creaba rostros humanos a partir de flores, frutas, plantas, animales y objetos,
conjugándolo con su afición a la trilogía de Toy Story y a la mitología griega.
El resultado son ensambles que pueden causar sensaciones perturbadoras,
arrancar una sonrisa, incluso, ser provocativas.
Su línea de creación “explora la relación del fetichismo consumista y la
cultura del reciclaje emergente dentro de las artes visuales”.
El trabajo pareciera fácil, pero no lo es. Jobbins se convirtió en
cazadora de juguetes, ya que tiene que encontrar la pieza exacta para que
embone en la concepción de su creación. Su búsqueda es incansable.
Para conocer más de Freya Jobbins, den click en su nombre completo.
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