La importancia del color
Se
dice que donde hay luz hay color. El
mundo es de colores y la percepción del volumen, la profundidad, los claroscuros están directamente relacionadas con ellos.
El color es en esencia algo subjetivo y no
existen reglas que definan las emociones que producen, pero sí tiene un efecto en las personas. Por eso es
subjetivo, porque cada quien los percibe de maneras distintas y experimenta diferentes sensaciones.
Dependiendo
la intensidad del color, aún siendo
de la misma tonalidad, cambia la emoción
de su significado. Los que poseen un mayor
grado de intensidad denotan más
energía y fuerza, por el contrario de los opacos.
Así como
la vida está llena de coloración, el color
en el arte tiene un gran valor. En el caso de la ilustración es importante porque permite distinguir las formas, dependiendo del mensaje que se quiera
transmitir serán el tipo de colores que se utilizarán.
El
color ayuda a destacar un punto de interés
dentro de la ilustración. Existen los tonos
cálidos (rojo, naranja, amarillo), que proyectan cercanía, estreches
personal; y los fríos (azul, violeta,
verde) que expresan distanciamiento, misterio, transformación.
El arte de la ilustración no sólo se basa
en el dominio de la técnica y la composición, es vital el buen uso y aplicación del color, éste
marca la diferencia entre una buena o mala ilustración, pues su significado
puede ser alterado de manera radical por el cambio en el esquema del color.
Existe
una ilustradora que bien sabe la
relevancia de los colores y por eso les otorga y respeta el lugar que se
merecen. Se trata de la artista francesa
Malika Favre, quien desde pequeña ha estado relacionada con el mundo del
arte gracias a su madre que es pintora.
Favre
crea sus ilustraciones con trazos bien
definidos, detallados, líneas simples y precisas, colores intensos, sin llegar a la saturación, con los que juega y
contrasta dando una brillantez a su trabajo. Explora los espacios negativos que realzan
la ilustración y proporcionan volumen donde aparentemente sólo existía una
figura plana.
Su
trabajo muestra su fascinación por la
moda, por supuesto por los colores y
conlleva un fuerte núcleo narrativo,
el cual Favre sabe muy bien explotar jugando con la imaginación del espectador.
En su obra predominan temas de índole
social, cultural, sexual y de moda que plasma en un estilo minimalista, pop, con un aire retro
afrancesado, efectos sugestivos, sensuales y elegantes.
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