¡Enchúlame el camión!
En las películas, en los noticiarios y en las redes sociales hemos visto
que el tráfico en la India es de lo más denso. Hay una cantidad de vehículos
circulando [coches, camiones, motocicletas, bicis], además de las carretas
jaladas por animales.
Varias son las películas de acción que han sido grabadas ahí.
Persecuciones a toda velocidad donde la toma de la cámara es subjetiva,
nosotros somos los perseguidos o los perseguidores, todo ello gracias a la
cantidad de personas y vehículos que pululan.
Quienes han andado por esas tierras comentan que el parque vehicular es
tan excesivo que ni los sentidos de las calles y avenidas respetan. Lo más
impresionante es que los conductores debieron tomar clases de manejo en la
Fórmula 1 porque pocas veces se impactan contra otro vehículo.
Un extranjero en esas tierras hostiles de los neumáticos no podría
sobrevivir. Por otro lado, está el factor del ruido provocado por los
automotores. El repiqueteo de los cláxones no cesa en ningún momento, parece un
sistema de comunicación, nadie se molesta por la contaminación del ruido.
Los choferes de los vehículos deben de tener los sentidos en alerta
máxima, aunque cabe la posibilidad de que hayan nacido con ese chip intrépido
para saber maniobrar en espacios cortos y evitar los choques.
Y como en todos lados sucede, los conductores de los transportes tienen
la peculiaridad de adornar sus máquinas de cuatro ruedas [también las de dos].
En México se caracterizan por los viniles en los vidrios, los claxon con
el grito de Tarzán, la música de la canción “Lambada” o el “Poder Canino” de Scrappy-Doo. Dentro de
la unidad se pueden apreciar los peluches en el tablero o los muñequitos que
van moviendo la cabeza con el vaivén del asfalto. La singularidad en su máxima
expresión.
En el país asiático hay una tendencia similar que fue retratada por el
fotógrafo estadounidense Dan Eckstein. Su atención en este objetivo se enfocó cuando estuvo en
Rajastán [el estado más grande de la India] y vio el espectáculo automotor en las
vialidades, pero sobre todo, los adornos que vestían los camiones y camionetas.
Los adornos y la parafernalia multicolor le saltaron a la vista, razón
por la cual tomó su cámara fotográfica para captar una parte de la cultura de
los hindúes. Este trabajo vio la luz en un libro que lleva por nombre ‘Horn
Please: The Decorated Trucks of India’.
Eckstein se percató que los camiones tienen inscritas las palabras “Horn
Please” que es un mantra designado para las carreteras hindúes que los llevará a
un viaje seguro [quizá ese es el motivo por el que nunca chocan… aquí ni
encomendándose a la Virgen de Guadalupe nos libramos de eso].
Y no sólo el exterior se encuentra adornado con pinturas de deidades, luces
o alimentos, sino que el interior también está acondicionado al gusto del chófer. No sólo hay peluches, también se pueden observar telas, cobijas,
calcomanías, flores, trastes y dormitorios en forma.
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