Paisajes alternativos
Algunos habrán escuchado hablar de las realidades alternativas, las secuencias de hechos que se dan en diferentes dimensiones. Las personas tendemos a utilizar el famoso “hubiera” para sacar la hipótesis de un rumbo diferente al que se vivió, pero insistiremos, el “hubiera no existe”.
Si existiera la posibilidad -o quizá si existe- de saber lo que está pasando en otro lugar con nosotros, de acuerdo a las múltiples decisiones que tomamos, sería algo increíble, pero también tendría muchas complicaciones para saber cuál de nosotros mismos es el real, todos o uno solo.
La fotografía es un claro recordatorio de que la realidad sólo se da en ese momento y es irrepetible. El congelar una imagen en el tiempo, nos permite observar lo que sucedió en ese ahí y que no se volverá a presentar con las mismas características.
Es un hecho que otra de las posibilidades que otorgan las imágenes, es la capacidad de analizar cómo se han ido transformando los objetivos capturados, en su evolución como en el deterioro.
Podríamos decir que hay un manejo de dimensiones en una línea de tiempo: del pasado al presente [genial sería hasta el futuro]. El paso de los segundos va transformando en algo diferente el planeta y la vida misma.
En un sentido estricto y técnico, la fotografía tradicional sólo maneja dos dimensiones, el ancho y largo, es plana y la imagen no tiene profundidad. En la corta vida del Indie Emergente, les hemos presentado cómo diversos artistas tienen la destreza de crear imágenes hiperreales, que colindan con el sujeto verdadero, ya sea en la pintura o el dibujo.
Hay un fotógrafo de Singapur llamado Qi Wei Fong que con la ayuda de las herramientas de la fotografía digital ha creado la serie Time is a Dimension, imágenes de paisajes del mar y las ciudades tomadas desde un ángulo y que se componen de varias capas congeladas en un tiempo que fluctúo entre dos y cuatro horas, principalmente del amanecer y atardecer.
Aquí las fotografías están trabajadas sólo en el presente, en un solo día, y tenemos la fortuna de poder apreciar cómo va cambiando en el transcurso de unos cuantos minutos la presencia de la luz, de la gente y el paso de las nubes.
Las diferentes capas que están superpuestas dejan en claro que el tiempo corre. Fong nos muestra la transición del día a la noche y a la inversa, porque no estamos viendo una imagen única, sino una línea de eventos que ocurrieron en el tiempo establecido.
Con esto, nos
atrevemos a decir que Qi Wei ha explorado, y nos muestra, varias dimensiones en
un momento corto, donde cada una de ellas experimentó cosas diferentes a pesar
de ser la misma escena.
Para
saber más del trabajo de Qi Wei
Fong, aprieten su nombre.
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