Zombie kids
El género zombie tiene varios años en la cima del gusto cinematográfico
y televisivo a nivel comercial, porque dentro de la Serie B sigue su camino
firme, aunque su adquisición es compleja al no estar en los catálogos de las
grandes distribuidoras.
Los zombies son más añejos de lo que se piensa. Quizá George A. Romero
es conocido como el padre del cine Z, pero el término y la figura como tal de
los muertos vivientes data del siglo XVII en Haití.
Antes, los caminantes sólo podrían regresar a la vida por medio de un
guía que por medio de oraciones, uso de pócimas y cánticos colocaban un puente
con la muerte para que la persona lo cruzara y se volviera terrenal. Una vez
ocurrido el milagro este ente se convertía en esclavo del mediador.
Una característica de los zombies es que pocas veces vemos que sean
niños, por lo general son jóvenes, adultos o ancianos quienes tratan de comerse
el cerebro de los demás. Pareciera que incluir a los pequeños es parte de un
pacto que debe de cuidar la inocencia infantil. Esto por lo menos sucede en la
parte de los contenidos populares.
La exploración de esta trama podría recabar éxitos como sucedió en las
películas de terror con Demián en La Profecía o Regan en El
Exorcista, sólo por mencionar las representativas.
La fotógrafa Brittany Bentine tiene una gran fascinación por el terror,
la provocación del miedo y lo grotesco, así que lleva esta afición más allá y
utiliza como modelos a niños que perturban el cuadro por lo explícito de la
imagen.
Estos pequeños adquieren un papel en su imaginario zombie. Cada uno de
ellos se encuentra maquillado a la perfección, otorgando los rasgos distintivos
de los caminantes: la piel pálida, la mirada perdida o saciante y la boca ensangrentada
por la degustación de un miembro humano.
Estas imágenes pueden ser inquietantes al irrumpir en el mundo
angelical de los niños, pero seamos honestos, ellos podrían comernos
sin ninguna contemplación, el hambre es canija.
Comentarios
Publicar un comentario