Cuando cae la noche


La noche es un fenómeno natural que trae consigo muchos efectos en el ser humano. La luna y las estrellas son sus eternos acompañantes que ofrecen un espectáculo inimaginable y que es objeto de estudio de los astrónomos, así como de aficionados a la galaxia.



La nubosidad en el cielo provoca un dejo de nostalgia, faltan las luces que alumbran la vía de los caminantes; provoca una oscuridad más eterna donde algunos desean que termine pronto, otros se sienten plenos en la negrura.



Dice Goethe que la noche es la mitad de la vida y la mejor mitad, pues su tranquilidad permite explorar dentro de uno mismo para sacar el mejor partido de las diversas situaciones que envuelven a las personas. En la noche se han creado grandes cosas, descubrimientos fascinantes.



La noche también es sinónimo de soledad en muchos sentidos. Las calles se muestran vacías, no hay transeúntes ni autos, el ruido se disipa y reina un silencio que hiela la sangre. La temporada invernal retoca la imagen con un manto de neblina que vuelve borroso el espectáculo, a veces tétrico.



La traición es un intruso que en el momento menos oportuno abre la puerta y penetra en las decisiones. Muchas personas en su soledad toman veredas que los llevan por senderos que ya no tienen retorno. La muerte y las enfermedades tienen una sonoridad indeseable. Cómo se nos altera el corazón cuando suena el teléfono en la madrugada.



El fotógrafo alemán Andreas Levers tiene el gusto de salir por las noches para capturar instantáneas del hábitat fantasmagórico que provoca el vacío de las calles, un efecto que logra gracias a la iluminación artificial de las luminarias públicas.



Sus paisajes desiertos son permeados por el halo que provoca la conjunción lumínica con la densidad de la nebina, a veces retocados por la señalética vial que acentúan la añoranza de la vida activa.



Si les latieron estas fotos y quieren ver más de Andreas, den click en su nombre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Calavera Indie Emergente

Tabla periódica ilustrada

No juzgues a una mujer por como viste