Disecciones hiperrealistas
El cuerpo humano es la máquina mejor inventada por la madre naturaleza.
Siempre existirá la incógnita de cómo fue concebido y el máximo
grado de perfección con el que fue articulado. La mente detrás de esto es el
mayor misterio [sin ofender a Dios].
Existen múltiples disciplinas que estudian y tratan el cuerpo humano. La
investigación de su funcionamiento es vital para mantenerlo sano, sin embargo,
a pesar de ser el artefacto más hermoso, también causa un poco de repulsión,
sobre todo cuando las primeras capas de piel han desaparecido.
Es ahí cuando dicen que se necesita estómago para ver el nacimiento de
un bebé, entrar a una operación o ser testigo de una autopsia. No cualquier
persona aguanta la visión de ver los órganos expuestos o la sangre, se ocupa
mucha entereza, nervios de acero y, quizá, insensibilidad.
El pintor hiperrealista Valerio Carrubba tiene el don de mostrarnos
desde su visión lo que hay debajo de la piel: la conformación de órganos
dispuestos meticulosamente para funcionar como un reloj, donde cada uno tiene
un papel importante en la vida de las personas.
Son obras son tan realistas que a muchos les puede traer a la mente
aquellas imágenes de la Edad Media donde desmembraban a aquellos que no
cumplían con las reglas. Esos instrumentos de tortura que se alimentaban de la
sangre y las entrañas de los “mal vistos” y que hasta la fecha nos erizan la
piel sólo de imaginarlo.
Después de ver sus pinturas, no culpen a Carrubba si se les han quitado
las ganas de visitar al doctor, él sólo expone el interior de lo que somos.
P.D.: En esta ocasión no colocamos dónde pueden conocer más de su obra, ya que el sitio donde se alojaba su página ha desaparecido.
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