Viejitos de 2 años de edad
“Juventud, divino tesoro” así es como la llamó Rubén Dario en su poema ‘Canción de otoño en primavera’, en el
que rindió pleitesía a la juventud, a la aristocracia del pensamiento y a la
nobleza del arte. El tema es la nostalgia
por la juventud y el hecho de que la voz lírica se da cuenta de que está
envejeciendo y su juventud ha pasado.
Hoy,
los que dejamos atrás la etapa de la
adolescencia, y vemos a quienes la experimentan y cómo la viven, echamos una mirada atrás y la vemos con
añoranza, recordando los buenos y viejos tiempos, en los que se corrían
riesgos, en la época en la que nos sentíamos reyes del mundo, pero ¿sentirse joven es sólo cuestión de la edad?
¿En verdad se fueron los mejores años de nuestra vida cuando teníamos 15 años?
Hay personas que nunca serán viejas, y
otras que nunca fueron jóvenes.
La edad no tiene fecha, aunque parezca una contradicción. Si en
algún lugar existe en realidad es en nuestro cerebro. Es un concepto que se construye con la actitud.
En
efecto el paso del tiempo cambia nuestra
fisonomía, altera el organismo, pero la
actitud ante lo que nos sucede permite
dilatar los días, los meses y los años y obliga al tiempo a deshilachar sus
segundos para multiplicarlos. Al final, se dice, que nuestra biografía es la que determina nuestra biología.
Alguna
vez han imaginado cómo se verán de
ancianos, aún con la mente y pensamiento jóvenes, o mejor dicho con un
cerebro fresco que apenas comienza a llenar sus archivos de conocimiento. El
artista Zachary Scott imaginó a pequeños niños con escasos dos
años de edad como adultos de 80. Les pintó
el cabello de canas, los envejeció con unas cuantas arrugas, los vistió con
atuendos propios de un adulto mayor, el resultado: pequeños viejitos adorables. Algunos bebés con toda la actitud y
madurez de un verdadero anciano.
Scott
reinvirtió el envejecimiento para
realizar esta serie fotográfica que ilustra un artículo del The New York Times dedicado al ancianidad,
titulado “What
if age is nothing but a mind-set?" [¿Qué
pasaría si la edad sólo fuera un modo de pensar?]. Imágenes que nos recuerdan a El curioso caso de Benjamin Button.
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