El humo artístico
Cada día los artistas nos sorprenden con sus trabajos, con las técnicas
empleadas, muchas de ellas creaciones propias al fusionar dos o más disciplinas
y/o elementos, engrandeciendo el umbral de arte por vertientes positivas.
Para muchos, tal vez para todos, el humo es un gas que no se tolera, ya
sea el de los autos, las fábricas, la quema de llantas, una fogata, incluso el
del cigarro. Su presencia en el aire cercano a las personas puede causar
incomodidad, sin embargo, el humo no sólo es eso.
Esta combustión incompleta de un combustible u objeto flamable, cuando
es bien utilizado, puede generar cosas impresionantes.
Sabino Guisu sabe manejarlo y controlarlo, es un artista oaxaqueño que desde
pequeño ha tenido contacto con la naturaleza y sus raíces zapotecas en su natal
Juchitán. Influenciado por la destreza de su papá en la pintura, sus
habilidades se fueron desarrollando hasta que decidió emigrar a Oaxaca.
Ya en la capital comenzó a leer a autores que se inclinan por el
activismo social, lo cual le permitió que su obra esté “marcada por procesos
históricos donde intervienen personajes que han cambiado el horizonte de los
derechos civiles y las revoluciones."
Con todo este bagaje su creatividad lo alentó a que se inclinara a
retomar los elementos de sus antepasados para crear sus obras, optando por el
dibujo al humo con soplete de petróleo, además del trabajo con miel.
Guiso considera que “mi trabajo es, pienso, una mezcla o puente entre el
arte primitivo y el arte de hoy. Uso grafito y humo, uno de los primeros
elementos con que hicieron arte los hombres de las cavernas.”
De esta manera aplica el humo sobre superficies, provocado por la
combustión de ceras, madera o copal, y si estas no se dejan, es cuando entra el
combustible y el soplete que dan vida a la serie Negro de Humo.
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