La imaginación, el tesoro devaluado
Los niños, en esa etapa de inocencia tienen una gran imaginación para
crear actividades en solitario y/o que involucran a los adultos. Sus dinámicas
pueden ir desde lo realizable hasta lo irrealizable [o por lo menos así
parece].
Su capacidad mental para construir mundos alternos al real es
majestuosa. Ese pareciera un problema mayor para los adultos, porque con el
paso del tiempo van perdiendo la capacidad de sorprenderse, de imaginar, de
realizar lo increíble. Sus pensamientos y actitudes se basan en un cuadrado de
normas impuestas por la sociedad.
La madurez trae consigo la responsabilidad de un comportamiento que debe
de estar dentro de la normatividad, donde las reglas se siguen al pie de
letra, de lo contrario, hay consecuencias que se miden de acuerdo al grado de la
falta.
Estos actos hacen que muchos se vuelvan autómatas. Funcionan de acuerdo a una programación social, por lo tanto, la capacidad de análisis e
interpretación es sepultada por una losa que empieza a ser cada día más y más pesada.
El asombro por conocer algo nuevo, alternativas que se mueven por
diferentes ámbitos a los establecidos son una especie en peligro de extinción.
El mundo tiene una rotación natural, así es como algunos cotos de poder
prefieren que funcione, para tener a las personas donde quieren y hacer lo que
quieren con ellas sin que se percaten de ello.
Una de las armas más fuertes del arte es la libertad de expresión
[derecho universal del ser humano que es muy peleado y pocas veces utilizado de
manera acertiva]. La expansión imaginativa no tiene límites. Con el arte los
sueños se hacen realidad, las ilusiones se concretan y la voz de unos cuantos
se escucha.
Desde su invención, las expresiones artísticas han ayudado al ser humano
a manifestar sus inquietudes, a plasmar lo que sus evocaciones mentales le
dictan, a darle un hogar a esos personajes que habitan un ínfimo territorio de
la zona cerebral.
Uno de los desertores de lo políticamente correcto es el artista lituano
Ceslovas Cesnakevicius. Rompe las leyes de lo predecible para volver realidades
impredecibles. Es un adulto que decidió que una parte de su vida no iba a ir
por el camino de la rectitud, sino que se propuso caminar por todas la veredas
donde hay lluvia de sinapsis. Sigue la luz al final del túnel y ha encontrado escenarios
extraordinarios.
Es un ilusionista digital que seguro ya tiene casa en el País de la Maravillas, por lo que edificar contextos que los demás diagnosticarían como locura no le
es ajeno. ¿Cuántos son capaces de lograr algo así?
Ceslovas cohabita en mundos cilíndricos, perpendiculares, viaja en
barquitos de papel, tiene una biblioteca con libros colocados en las ramas,
construye pirámides con naipes y es vecino de los pájaros en lo cables de la
electricidad.
Para ingresar a la mente de Ceslovas Cesnakevicius, den click en su
nombre y apellido.
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