¿El mundo mágico de Disney?
Los excesos, la soledad, la depresión,
las malas influencias, decisiones difíciles, la pérdida de la niñez, una vida acelerada, son algunos de los altos costos que llegan a pagar las personas que están inmersas en el mundo del
espectáculo.
Casos
como el de Jim Morrison, Ian Curtis, Kurt Cobain, Michael Jackson, Lindsay
Lohan, Macaulay Culkin, Charlie Sheen, Britney Spears, Heath Ledger, actualmente
Justin Bieber, son algunas de las personalidades
de la farándula que se han visto
envueltas en problemas de adicción, con la autoridad, incluso en conflictos
familiares.
Desarrollarse
en el ámbito de la música y en la actuación,
ya sea en el cine, teatro o televisión, puede resultar un trabajo agotador, asfixiante, desgastante, demandante. Lo que los
espectadores vemos e idealizamos es una vida
llena de lujos, viajes, rodeada de amistades, de gente reconocida, de éxitos, una vida resuelta, pero ¿en
realidad es así?
Detrás
de esa imagen, de esa pantalla que busca reflejar que todo marcha bien, que no
padecen carencias, hay otra verdad. Muchos de esos personajes que vemos
inalcanzables esconden una infancia complicada,
tragedias, fuertes pérdidas emocionales y personales. Para sobrellevar los malos momentos buscan desahogarse o refugiarse en las drogas,
otros más no resisten y ven la salida en el suicidio.
Algunos
más para destacar y conseguir catapultar
su carrera son capaces de sumergirse
en los excesos, someterse a peligrosas y constantes cirugías para conservar su atractivo físico y siempre
lucir perfectos, acceder, a veces
por voluntad propia otras porque son orillados a hacerlo, a vivir una mentira, a alejarse de sus seres queridos, a
pretender ser quienes en realidad no son, a construirse una imagen con la única finalidad de conseguir la tan ansiada fama y no quedar relegados.
Este
tema es retomado por el artista mexicano
José Rodolfo Loaiza Ontiveros, en sus series Disasterland y DisHollywood,
en las que combina a personajes de los
clásicos cuentos de hadas con iconos
del medio del entretenimiento, celebridades del cine y de la música.
Rodolfo
Loaiza se basa en la técnica del lowbrow art, un estilo artístico que
tiene sus antecedentes en el arte
underground. Una mezcla peculiar de sentido
del humor con elementos de la cultura
pop que dan como resultado imágenes
desconcertantes y en ocasiones grotescas en las que son recurrentes los personajes de dibujos
animados, cómics y programas de televisión.
Pinturas al óleo y acrílico que representan el mundo de drogas, perversión, temas
controversiales, la influencia
que puede tener Hollywood sobre las
famosas estrellas. Escenarios donde la fantasía termina en colapso, donde el
final no siempre es “…y vivieron felices
para siempre”.
Estas
obras son un híbrido donde se fusionan el arte pop, kitsch y el
surrealismo. En las que vemos relacionarse a las princesas, príncipes y brujas malvadas de los cuentos con personajes de ficción de la pantalla grande
o de la escena musical.
¿Qué
será más peligroso, que la Bruja Malvada disfrazada de dulce viejecita le
ofrezca una manzana a Blancanieves, o que Alex de Naranja Mecánica le acerque
un vaso con “leche”?
Me gusta, pero mejor que los niños crean en los cuentos de hadas para que
ResponderEliminarno crezcan viendo violencia. Que bueno que es fantas'ia.
Felicidades Indie emergente a la Talis.
Me gusta felicidades.
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