Maternidad acuática
Hubo una temporada donde mis amigas y muchas mujeres que estaban a mi
alrededor les dio por tener bebés. Fue una oleada de embarazos que se veía
por todas partes. Hasta el momento siguen llegando más pequeños al mundo, pero
ya no como en esa época.
Las pláticas maternales se hicieron las conversaciones oficiales durante
todo el periodo de gestación. Las y los que no tienen ningún parentesco
familiar llegaban a preguntar cuántas semanas llevaban y ofrecían canastas
enormes de consejos que funcionan para que todo salga bien.
Las disputas por adivinar el género del “producto” son otras líneas
verbales que no dejan de aflorar: que si el estómago está hacia un lado o hacia
el otro, que si es puntiagudo o grande o pequeño, según ellos, eso determina el
sexo. Normalmente los que dicen saber mucho, nunca le atinan; suele pasar en los
pronósticos.
Luego, la famosa pregunta de “¿dónde te vas a aliviar?”, que más bien
parece formulada para saber si tienen recursos económicos para un hospital
privado o de plano irse al sector público [no es lo mismo decir el Hospital
Español o el Ángeles que el IMSS o el ISSSTE, ¿no?].
Y por último [seguro hay más cosas], otro cuestionamiento: "¿va a ser
parto natural o cesárea?" La curiosidad es exorbitante, principalmente entre las
mujeres [y no hay nada de discriminación ni mala leche de nuestra parte] por
conocer hasta los detalles más íntimos en la llegada del nuevo integrante.
Lo que sí escuchaba en muchas de mis conocidas era el deseo de tener a
sus bebés en agua, o sea, parto natural, pero dentro de una tina o piscina
pequeña; aunque sólo se quedaban en el deseo, no sé si por ser embarazos de
riesgo o el riesgo de lo económico. Creo que hasta la fecha sigo sin conocer a
quien lo haya hecho así.
Se dice que el parto acuático es el ambiente ideal para traer a este
mundo a los pequeños. No hay medicamentos ni anestesia, porque todo viene
incluido dentro del paquete de los ejercicios de relajación y
psicoprofilácticos.
Los beneficios radican en que el agua se encuentra a la temperatura
corporal, lo que reduce el cambio brusco de ambiente en el bebé; la madre no
pierde tanta sangre; disminuye el dolor del parto; relaja los músculos ayudando
a la contracción del útero; reduce la adrenalina y contrarresta la fuerza de
gravedad. Este tipo de labor de parto sólo se recomienda para los embarazos de
bajo riesgo.
Con esto, parece que lo ideal es tener un hijo al estilo de Aquaman, ya
que nacen tranquilos, su fuerza muscular se desarrolla mejor, son menos
irritables y durante el primer año se enferman muy poco.
Con estos dividendos del agua, el fotógrafo Adam Opris tiene entre sus
galerías la serie titulada Underwater Maternity, una colección de imágenes que
inspiran tranquilidad para las madres embarazadas y quienes las vemos.
La maternidad es una de los sentimientos únicos que puede experimentar
una madre. Es el inicio de la creación de una familia que va a tener alegrías,
tristezas, emociones, enojos, cansancio y energía que nadie sabe de dónde
emane, pero fluye para mantener estable el núcleo.
Esto es lo que buscan plasmar las futuras madres y padres al posar para la
lente de Opris. El agua les proporciona una sensación de libertad inigualable,
la tranquilidad y confianza de estar en un lugar seguro que transmite
sensaciones.
Las fotografías nos pueden remitir a la experimentación de sentirse
conectados con el hijo que viene en camino, estar en ese contexto acuoso como
lo tiene el feto y transmitirle un ambiente seguro donde todos son uno solo.
Las mamás posan con el vientre descubierto, mostrando la vida que llevan
dentro, algunas están con los papás, otras solas, unos demuestran su amor
besando el estómago o tocándolo, sosteniéndolo.
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