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Uno
de los grandes placeres para el ser
humano es viajar. Dar la vuelta por el país de origen o darle
la vuelta al mundo, sino por completo en 80 días -como Phileas Fogg,
personaje de la novela de Julio Verne-, sí de vez en cuando volar y descubrir nuevas culturas,
paisajes, personas, tradiciones. Siempre será una manera de aprender y elevar el bagaje cultural.
Viajar a lugares desconocidos es, generalmente, excitante. Claro, todo depende de cuál
sea el propósito del viaje. No es igual viajar por turismo, que por negocios o
por un evento no muy agraciado. Lo cierto es que constituye una mezcla de sensaciones y emociones, alegrías,
expectativas, ansiedad, alegría y también temor, el miedo natural a
un mundo desconocido.
Se
podría decir que a casi todo el mundo le gusta viajar. Ya sea a un lugar
cercano que no suponga mucho contraste
con nuestra cultura, o irse a los
extremos y aventurarse a la otra punta del mundo, en tours o como viajeros independientes.
El viaje en sí es una actividad que
a menudo asociamos con vacaciones, y
quizá ésta sea la razón principal de todas las connotaciones positivas.
Hay
quienes eligen hacer paseos en solitario,
pero algunos prefieren compartir la experiencia
con alguien más. En el caso de los enamorados, tal vez, disfrutan de los viajes con su pareja, ir de la mano recorriendo distintos
lugares, ésa es la situación del fotógrafo
ruso Murad Osmann, a quien le gusta
que su novia lo tire de la mano para recorrer juntos el mundo.
Osmann documenta sus viajes con Nataly
Zakharova, en la serie
fotográfica Follow Me To. Este proyecto nació de un pequeño reclamo que su
pareja le hizo a Osmann mientras recorrían
Barcelona, pues lugar que visitaban,
se la pasaba fotografiando todo y no aparecía en ninguna instantánea, hasta que
ella lo jaló de la mano en señal de que deseaba
que compartieran más ese momento y juntos
disfrutaran las caminatas. Mientras ella lo acercó él no dejó de
fotografiar, cuando vio el resultado, decidió que desde ese momento retrataría cada paisaje con su novia guiándolo y él siguiéndola
al sitio que ella eligiera.
Cada
foto es creativa, romántica, cautivadora
y misteriosa. Nataly no sólo guía a
Murad también a los que observamos las imágenes que nos transportan a entornos bellos, exóticos y radiantes.
Es
así como en Follow Me To, Murad encontró
el punto medio entre sus dos pasiones, su novia y la fotografía, y no tuvo
la necesidad de elegir alguna de las dos. Ahora ambos crean ese lindo viaje que han compartido a través de la cuenta de Instagram
de Murad y que por cierto ha tenido
mucho éxito, pues desde las primeras fotos su número de seguidores se
incrementó de manera considerable.
Si quieren
continuar el recorrido a través de la
mirada de Murad Osmann y la guía de Nataly Zakharova, den click en Follow
Me To para que vean la serie completa.
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