Mantra vs. Consumismo
La publicidad
tiene una estrategia básica para captar la atención de los consumidores: la
repetición. En un alto porcentaje, la adquisición de productos y servicios se
debe a que la campaña de marketing creó una necesidad en la persona a través de
reiterar una y otra vez que lo que ofrecen es lo mejor.
Sus
herramientas son los comerciales e inserciones -radio, televisión, internet,
revistas, periódicos- que vemos de forma continúa por estar expuestos a los
medios de comunicación. De ahí deviene un consumismo generalizado que otorga
grandes dividendos económicos.
¿Cuántos de
nosotros hemos sucumbido a este fino arte? ¿Cuántas cosas tenemos en casa que
adquirimos porque la publicidad nos dijo que era lo mejor?
Las marcas
son una gran influencia, y aceptación, en el desarrollo de ciertos sectores de
la sociedad. Muchas personas viven para las marcas como sinónimo de estatus,
hasta lo que hay en casa tiene una marca que se posicionó en el consciente e
inconsciente del público al que va dirigido: los consumidores.
Como una
crítica a la industria de las marcas, pero principalmente de la sociedad, el
artista Thomas Broomé realizó una serie de pinturas a las que ha bautizado como
Modern Mantra.
¿Qué tiene
que ver un mantra con el consumismo? Los mantras son sílabas repetitivas que
sirven para proteger nuestra mente de ciclos improductivos del pensamiento. Su
finalidad consiste en tranquilizar la mente hasta que tenga claridad. Esta práctica
legendaria se da en el hinduismo y judaísmo.
Las pinturas
de Broomé representan objetos que están construidos con las letras de su nombre
de forma repetitiva y con la misma tipología. Su intención es
que gracias a esta repetición, la sociedad se dé cuenta que los objetos son sólo
eso, objetos, y que pueden vivir alejados de las marcas, porque una cama
siempre será una cama, independientemente de la marca que sea.
Sus
escenarios son los interiores de una casa-habitación con cada una de las
estancias: sala, comedor, recámara, cocina, baño, guardarropa. Thomas Broomé
decora los elementos con el nombre de los objetos -utiliza el idioma
inglés, pues para él es la lengua universal- escrito hasta lograr la
composición detallada de los bordes.
Su
imaginación hace que el observador se instale en esos mantras, donde se
repetirá decenas de veces el nombre para dejar de evocar una marca en especial
que se tenga en mente y se entienda que es sólo un objeto.
Modern Mantra,
como los mantras, abre los ojos y la mente de las personas para que estén
conscientes que las apariencias y la comercialización de los valores es una repetición
de trivialidades que deja de lado la simpleza del comportamiento hacia uno
mismo, no hacia lo que piensen los demás.
Para conocer
más de sus trabajos, dar click aquí Thomas Broomé.
Interesante, me gusta la perspectiva y profundidad que logra con tanta sencillez, igual que un mantra.
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