La complicidad de Katya y Tom

Cuando se tienen niños pequeños en casa, pareciera una regla general que debe de existir un animal -principalmente un gato, perro, hámster o peces- para que esté con ellos, ya sea como compañero de juego o guardián de su integridad. Las mascotas en casa conllevan una gran responsabilidad, debemos entender que en el momento que pisan el ambiente doméstico se convierten en un integrante de la familia.

La afinidad de las mascotas con los pequeños del hogar es un lazo invisible que puede ser difícil de explicar, aunque pudiera ser tan sencillo como cuando sientes empatía con una persona. Se conocen demasiados casos de un acercamiento tan fuerte que hasta los animales otorgan la vida por su dueño, así que eso de irracionales debería de depositarse en la basura.

Los animales responden como los seres humanos a las muestras de afecto, si se tratan con cariño responden de la misma forma, si se maltratan, se defienden y pueden atacar. 

Un caso muy especial lo podemos ver con las imágenes que nos muestra el “fotógrafo de corazón” Andy Prokh -porque en realidad es economista de profesión-, donde retrata la complicidad y amistad de su pequeña hija Katya al lado de su felino amigo Tom.

Prokh comenzó su carrera como "fotógrafo" desde los siete años en su natal Ural, Rusia. Ya con familia, podemos ver que sus modelos predilectos son su hija y el gato, plasmándolos en situaciones bastante curiosas y, en ocasiones, cambiando los roles de dueño-mascota o de padre-hijo.

Las fotografías tienen un filtro de luz que les da el toque mágico y nostálgico que nos hace recordar o querer una mascota con la cual se puedan compartir bastantes aventuras. Ese acompañante especial que sólo nos escuchará y tendrá la paciencia necesaria para esperarnos hasta que estemos listos para él.