Esculturas del terror
Una
de las prácticas artísticas que está
catalogada dentro de las Bellas Artes
es la escultura, la cual convive con
la arquitectura, la pintura y la música, por su inherente propósito de expresar la belleza a través de modelar, tallar y esculpir, en diversos materiales, figuras en volumen. El artista llamado
escultor no sólo crea formas con dimensión, también conforma y define espacios.
En
la actualidad la madera, la arcilla, el metal y el estuco, han dejado de ser los
clásicos materiales para la talla y
el cincel, dando paso al hielo, jabón,
comida, crayones, papel, por mencionar sólo algunos de los elementos de los
que han echado mano los artistas para innovar y sorprender.
Uno
de los tallados más populares, sobre
todo en estas fechas, es el que se
hace con las calabazas. Porque a
pesar de que Halloween es una fiesta
de origen celta y el Día de Todos los Santos
en la religión católica, no deja de ser una celebración divertida para pasar y disfrutar en familia.
Los cincelados de este fruto de gran tamaño
tienen su origen en las historias y
leyendas de los pueblos celtas, específicamente en Irlanda, donde se cuenta que hace muchos, muchos años un tacaño irlandés llamado Jack se topó, en una taberna, con el mismísimo diablo, justo la Noche de Brujas, y al que creyó haber burlado al intercambiar su
alma por una moneda para comprar una bebida. Al final la burla le costó muy cara
a Jack, pues cuando muere no puede entrar
al paraíso por haber llevado una vida de excesos, pero cuando intentó entrar al infierno el demonio lo
reconoció y lo envió de regreso, aconsejándole
que volviera por donde llegó.
El camino de regreso era oscuro y frío,
pero el diablo, buena onda, le lanzó un carbón encendido para que pudiera
guiarse en la oscuridad, y Jack lo
puso en un nabo que había vaciado para que no se apagara con el viento. De
ahí la tradición de los irlandeses
de utilizar nabos para fabricar “faroles
de Jack”, pero cuando los
inmigrantes llegaron a Estados Unidos, advirtieron que las calabazas eran más abundantes que los
nabos. Por ese motivo, surgió la costumbre de tallar calabazas, para la víspera
de todos los santos, a las que ahora se les conoce con el nombre de jack-o'-lantern
[linterna de Jack].
Esculpir calabazas puede ser todo un desafío, incluso para los más expertos en la materia. Esto,
debido a que esta fruta es delicada,
y los detalles de los rostros sólo
pueden alcanzarse por medio de pequeños
golpes y tallando a distintas profundidades, trabajo que requiere paciencia y práctica.
Alguien
que sabe muy bien de este tema y cincela
unas creativas y divertidas linternas de
Jack es el escultor estadounidense Ray
Villafane, para quien lo que comenzó como un hobby, lo ha convertido en el
mejor grabador de calabazas del mundo.
Villafane
ha llevado el arte de tallar calabazas a
otro nivel. Sus obras adquieren un
realismo impresionante, desarrolla
modelos tridimensionales con expresiones caricaturizadas.
Los
motivos de sus diseños van desde rostros,
digamos comunes, hasta escalofriantes o de horror sin perder espectacularidad.
Es difícil creer que esas caras alguna
vez fueron calabazas.
Si
alguno de ustedes además de colocar la tradicional ofrenda de Día de Muertos, gusta disfrutar de un dulce de calabaza, pueden aprovechar el
fruto y crear una de estas obras de arte, que además de mantener alejados a los malos espíritus,
decoran muy bien los hogares.
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