El esplendor de la naturaleza... humana


No hay algo más bello en este planeta que el cuerpo humano. Su figura es impresionante sin importar el género. Cada milímetro de su piel tiene una función especial que pocas veces conocemos hasta que tenemos una privación de esa zona.



Los órganos, el pelo, su perfecta distribución de miembros hace del cuerpo una máquina natural inigualable. Es por eso que a través de la historia se ha convertido en el modelo perfecto de los artistas.



Ya sea plasmado en un lienzo o el cuerpo como lienzo, tiene los elementos necesarios para darle tintes de orgullo a la Madre Naturaleza por su extraordinaria creación.



Sin duda [este post está escrito por un hombre] el cuerpo femenino tiene el esplendor y la gracia para ser admirado hasta la eternidad [es probable que las mujeres digan lo mismo del lado masculino].



Las formas mágicas de su fisonomía permiten apreciarlo como un lienzo donde cualquier otro accesorio sólo servirá para acentuar la belleza que ya está cimentada.



Y precisamente el cuerpo femenino es la materia prima del artista John Poppleton al implementar tres técnicas para concebir un proyecto que hace que la imaginación viaje por senderos naturales.



La fotografía, el bodypaint y la iluminación juegan un papel trascendental en la serie Black Light Bodyscapes. Una fusión que expanden los sentidos por la diversidad en el manejo de los colores plasmados en el cuerpo de sus modelos.



Nada como grabar, aunque sea de manera temporal, el anochecer y el amanecer en horizontes que sólo se pueden visualizar en lugares remotos a las metrópolis. Aquí la superficie corporal anterior se convierte en un espacio único.



Si les late conocer más de Poppleton, den click en su nombre.

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