La simetría arquitectónica
El momento más importante de la preparatoria a la universidad es la
difícil [fácil para otros] elección de la carrera. Desde pequeños nos
bombardearon con la pregunta de “¿qué quieres ser de grande” y casi siempre se
respondían ellos mismos con otra pregunta: “¿lo mismo que tu papá?”
Cuando a mi me llegó ese momento, hice mal la elección. Se me ocurrió escoger
una carrera que jamás había pasado por mi cabeza: ¡arquitectura! Ni familiares
arquitectos tengo, así que sigo con la laguna mental de qué pasó por mi cabeza,
pues ahora me dedico a otra cosa muy diferente.
Aún así, decidí entrarle a la carrera, ¡qué tan difícil podría ser! Fue
muy complicado, ni siquiera sé dibujar, y peor aún, no tenía ni los más mínimos
principios básicos para hacer dibujos y planos simétricos; la simetría y yo nunca empatamos. Y para la
arquitectura eso es fundamental, así que mejor aborté el sueño fallido de
convertirme en un pilar de México.
Ahora que investigo, me doy cuenta de que la simetría
anda en todas partes, nosotros somos simétricos. Y cuando entran las
matemáticas, no hay más que decir, es universal, entendido como una
correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo,
según la Real Academia Española.
Conservar la misma apariencia de un “algo” cortado por la mitad es la
esencia de la simetría, y con esto en mente, el fotógrafo ruso Sasha Levin se
avocó a observar la arquitectura para encontrar los puntos de igualdad en las
construcciones.
Sus imágenes de los colosos construidos por el hombre son imponentes, ya
que toma a una o varias personas para comparar su inmensidad en el espacio, además de servir como puntos de referencia para observar
su simetría.
Las composiciones de las estructuras están basadas en líneas rectas y
curvas acompañadas de los demás elementos que componen un edificio, un puente,
un departamento tipo loft, túneles, escaleras eléctricas o pasillos de
terminales de transporte.
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