Nada los detiene... ni la discapacidad
Todos nos maravillamos [o casi todos] con los Juegos Olímpicos de 2016 . La espectacularidad del deporte, las proezas de los atletas, la capacidad del cuerpo humano para llegar al límite de sus posibilidades para alcanzar la tan ansiada presea. No cabe duda que las personas valoramos la pasión, disciplina y sacrificio de los deportistas, porque nos transmiten, ya sea en vivo o través de la pantalla, la emoción de su esfuerzo y concentración , a tal grado que poco a poco nos vamos convirtiendo en expertos de ciertas disciplinas. Después de tres semanas, su conclusión se hace presente, sin embargo el deporte olímpico no termina ahí, unas semanas después comienzan, en la misma sede, los Juegos Parolímpicos . Por desgracia este evento no tiene los mismos reflectores que su antecesor. La mercadotecnia no funciona de la misma manera, los patrocinios disminuyen, los apoyos se vuelven raquíticos y los estímulos económicos tienen una ausencia permanente. L