Fotografías y agua para sanar
Para mi mamá, por su fuerza y valor
para vencer el cáncer
Si
hay algo que puede mermar la calidad de vida es la preocupación, la zozobra o
la espera. El ser humano, a partir de cierta edad, comienza a experimentar la
sensación de las responsabilidades, ya sea en la casa, la escuela y/o el
trabajo. La forma en la que son abordadas dan la pauta para entrar y transitar
por la etapa de la madurez.
Los
síntomas de una enfermedad también avientan a la persona a la vorágine de las
preocupaciones, más cuando no es un padecimiento típico o si las
manifestaciones son anómalas. Cada día aparecen afecciones que la medicina aún
no está preparada para tratar o trastornos físicos que a pesar de haber
aparecido años atrás, aún no hay cura.
El cáncer
es uno de ellos. Las células agresivas comienzan a invadir otros tejidos y si
no es detectado a tiempo y tratado de manera adecuada, puede llevar a la muerte.
En la actualidad se conocen cerca de 200 tipos de cáncer, siendo los más comunes el de mama, piel y pulmón.
En
las mujeres, uno de los grupos donde el cáncer es más agresivo, la
incertidumbre comienza al encontrarse unas “bolitas” durante el examen de
autoexploración o, en otros casos, cuando el cuerpo comienza a sentirse de
diferente forma y no hay explicación alguna para conocer los síntomas que lo
provocan.
La oleada
de estudios para saber qué le pasa al cuerpo comienza, las visitas al doctor se
vuelven continuas, mientras, esa angustia, aunque no se quiera, comienza a
afectar el sistema nervioso, lo que se convierte en un aliado del cáncer. La
preocupación por conocer los resultados provoca incertidumbre, se quiere saber el
resultado para afrontar la realidad y hacer lo posible para continuar con la
vida cotidiana que se lleva.
El día
ha llegado. Lo resultados están sobre la mesa con la interpretación de cada
estudio y la biopsia. Las manos sudan, el mundo y todo lo material se van
despegando de la existencia del paciente. Se rompe en llanto, los análisis son
negativos, las lágrimas son de alegría, viene una segunda etapa para vivir de una
mejor manera.
Se
rompe en llanto, los lamentos son desgarradores, las lágrimas son de impotencia
y de una tristeza profunda. La oscuridad ha comenzado su recorrido hacia ella y
la cuenta regresiva está en marcha. Los resultados son positivos y la apuesta
por aferrarse a la única vida pone la moneda en el aire.
Una parte
de las personas diagnosticadas tiene la entereza, el coraje y el valor de
luchar por ellos mismos y por su familia. Ellos sufren de una
forma diferente, pero es un dolor que tiene que volverse en fortaleza para
apoyar incondicionalmente a la hermana, a la madre o al familiar.
Los
minutos, las horas y los días pierden su brillo. La alegría se va mermando a
pesar de los esfuerzos, puede ser que por un tiempo las bromas y las risas no
surtan ningún efecto, no significa que nunca más volverán, porque el día
que lo hagan es porque estarán festejando algo, celebrando la salud y la vuelta
a la vida, para retomar un mejor camino.
El tiempo
es amigo y enemigo, pero se tiene que trabajar a la par con él. Los
tratamientos han comenzado para, si es necesario, preparar al paciente con miras a una
o varias intervenciones y así poder extirpar ese ente maligno, lo que es el
tratamiento más recurrente para evitar que la afectación alcance otro órgano. Otros
métodos de sanación consisten en la quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia
y hormonoterapia, entre otros.
Los
efectos psicológicos sobre el paciente son muy fuertes. Es probable que algunas
mujeres se sientan mutiladas y que han perdido su feminidad, lo cual es
totalmente falso, pero es innegable que se han ganado minutos de vida con la
esperanza de obtener años a cambio del sacrificio. Unas ya no desean continuar,
otras siguen adelante superando algo más que la enfermedad.
El camino
no es agradable. Las consultas y sesiones de la terapia asignada
hacen que se conozca a más personas con padecimientos similares, lo que vuelve
al grupo en una especie de hermandad porque se comprende en su totalidad el
sufrimiento. Las tristezas se tornan más profundas cuando al
siguiente día ya no se ve a un o una hermana y avisan que falleció el día
anterior, ese día en que aún compartieron palabras.
A manera
de egoísmo, la lucha contra el cáncer se convierte en una carrera donde todos
quieren alcanzar la meta, sanarse, pero dolorosamente no todos llegan. Quienes lo
logran no tiene la salud garantizada, tienen que esperar esos famosos y
fatídicos cinco años para tener mayor certeza de que el cáncer no volverá… por
lo menos en esa zona de su cuerpo.
Los
tratamientos tienen un alto grado de éxito, siempre y cuando el cáncer se ha
detectado a tiempo. Los organismos reaccionan de modo diferente, lo que a uno
le puede funcionar a otro no y viceversa.
Otra
alternativa que ha surgido y que va ligada al arte es la que propone la
fotógrafa subacuática Erena Shimoda con una técnica de sanación bajo el agua al
combinar su profesión con la pasión por el buceo. El resultado es el proyecto visual
Underwater Healer - About Face.
Steve Melen, sobreviviente de cáncer de estómago |
Mailet Lopez, sobreviviente de cáncer de mama |
Brian Simpson, sobreviviente de cáncer testicular |
Su metodología
consiste en inculcarles a sus clientes el amor propio a través de la sanación
de estar bajo el agua, a través de una “recuperación de su mente y cuerpo con
la magia de las sesiones fotográficas bajo el agua".
Emily Morrison, lucha contra un tumor cerebral |
Lori Stone, sobreviviente de un adenocarcinoma cervical |
Lindsey Henderson, sobreviviente de cáncer de mama |
El tratamiento
de Shimoda ayuda a que las personas venzan su miedo a la enfermedad diagnosticada, en primer lugar, y para el caso de quién
lo padezca, autocontrolarse en el agua. De esta forma se dan cuenta de que luchar por algo a lo que
se le teme tiene su recompensa, lo que les dará la pauta para seguir avanzado
hacia la extensión del periodo de vida.
Erica Yee, sobreviviente de cáncer de mama |
Lisa Smith, sobreviviente de cáncer de mama |
Nicki Curns Kominek, sobreviviente de la enfermedad de Hodgkin |
El año
pasado, Shimoda comenzó una campaña en Indiegogo de recaudación de fondos para
ayudar a diez sobrevivientes del cáncer a tener sesiones fotográficas bajo el
agua. Está convencida, porque lo ha visto, que el agua tiene un efecto positivo en la mente y el espíritu de las personas para entrar en la ruta en la
obtención de una salud vigorosa.
Duwenavue Sante' Johnson, sobreviviente de cáncer de mama |
Bernadette Leno, sobreviviente de cáncer de mama |
Amy Yu, miedo al agua |
Es una
oportunidad para que puedan enfrentar los retos físicos y mentales de estar en las quimioterapias o radiaciones, teniendo fortaleza y confianza de que el agua jugará su
papel para vencer el cáncer. Las personas le han dicho que dentro del agua se “sienten
mágicamente bellos”.
Izumi Hirayama, sobreviviente de cáncer de mama |
Jackson McBrayer, parálisis cerebral |
Para
conocer más de Erena Shimoda, den click en su nombre.
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