Indie Emergente

El humor negro es una cualidad de algunas personas. Creemos que se nace, no se hace porque tiene que ver con la habilidad mental. Pocos son lo que tienen la gracia para hacerlo. Es un pensamiento más elevado. Requiere asimilación por parte del receptor, de lo contrario parecerá una broma boba y sin sentido. Uno es el humor negro verbal, el otro es gráfico . Maneja dos lenguajes. Hunter Scheiderer domina el estilo de manera soberbia. Sus mensajes pueden arrancar una sonrisa condescendiente , como esa que le echas al prefecto cuando choca con un cristal. El humor negro es su estilo de vida y a muchos les causa diversión, otros prefieren no mirar.

Cuando un medio de comunicación quiere realmente impactar a sus televidentes, radioescuchas, internautas y lectores [análogos y digitales] recurren a las mejores estrategias con los mejores representantes en el diseño de información de contenidos y visuales . Es así como diarios de la talla del The New York Times, Washington Post, Penta Magazine, New Yorker, Metropolis Magazine y Politico Magazine buscaron la creatividad del ilustrador Eiko Ojala para que diseñará carteles [y uno que otro GIF], basados en su destreza del corte de papel , con una seria interpretación acerca de temas de salud, medio ambiente, niñez, relaciones interpersonales, literatura y política internacional.

El outfit de cada persona tiende a describir de una forma innata a las personas. La posibilidad de distinguir la personalidad con base en el atuendo es una característica de aquellos que observan a los demás, constructiva y destructivamente. Las pasarelas y alfombras rojas tienen el fin de mostrar los atuendos que pueden convertirse en la fantasía de muchas y muchos. Las marcas de renombre, los diseñadores buscan colocar en los tabloides su firma para ser un objeto del deseo. Sólo basta con ver las notas unas horas después de los Golden Globes o la entrega del Oscar para que nos digan quién vistió a cada celebridad. Aunque bien dicen que “de la moda lo que te acomoda” . En la actualidad cuántos vestirían al estilo del glam de David Bowie o sin playera y chaqueta como Freddie Mercury , ni qué decir de los atuendos curvilíneos de Beyoncé , Lady Gaga es una belleza extraña en el vestir y Madonna impone moda, pero de esa que no se ve en la calle. Y

En una sociedad donde ya no sabes cómo puede reaccionar la gente con lo que escribes, dibujas, diseñas o realizas, nos atrevemos, sin ánimos de ofender a alguien, a replicar el trabajo que hicieron Farrah Penn y Crystal Ro , staff de BuzzFeed , sobre esa cosa llamada “periodo” o, como dice la gran Lucyfer , los “fucking days” . Las historias de la menstruación son milenarias e infinitamente distintas entre cada mujer. Van desde aquellas que no sufren nada [las menos] hasta las que casi terminan yendo en ambulancia al hospital cada mes [las más]. Lo cierto es que ese proceso natural del cuerpo crea muchas incomodidades de todo tipo, donde por cierto, los hombres debemos de tener prohibido quejarnos de ello, no lo padecemos, no lo sentimos, no nos manchamos. Chequen estas ilustraciones y vean con cuántas se identifican…

Los niños   [y algunos mayorcitos también] la padecen en serio en eso del control de los miedos ; mucho tienen que ver los adultos en la forma en que se conducen hacia ellos. Los miedos, en buena medida, son heredados por los mayores, los verdaderos creadores del miedo infantil . Y si a eso se le agrega toda la cultura pop referente a los monstruos y las películas y series de terror [y ni mencionar los noticiarios nocturnos], entonces la carga emocional hacia la oscuridad se vuelve más pesada que la roca que cargó en su espalda el Pípila. Los seres jocosos y malvados sólo se aparecen en la noche [ya sería el colmo que no dejaran descansar ni en el día] para incluir a los pequeños en los juegos mentales del horror. Caso desesperante es el que como adultos seamos testigos mudos del peligro que acecha a esas inocentes almas. El ilustrador Brian Coldrick obliga al espectador a mirar cómo se forman y se aproximan las evocaciones del mal a su objetivo sin que se pueda