La alegría de vivir
La felicidad está llena de pequeñas alegrías que no debemos dejar escapar.
La rutina del día a día, las responsabilidades, la vida tan ajetreada, las obligaciones hacen que olvidemos el sentido de la vida, que no disfrutemos y apreciemos los detalles
que nos hacen sentir bien, que nos hacen sentir felices y valorar lo que en verdad vale la pena.
Cuántas
veces ponemos más atención a las cosas o
situaciones que no tienen importancia. Parece que el ser humano es experto en complicarse la existencia, como si fuera
más sencillo hacer difícil lo fácil, angustiarnos
y frustrarnos por no tener lo que
queremos o deseamos. Siendo que la felicidad está en disfrutar justo lo que
se tiene.
No
hay secretos para alcanzar la felicidad, basta con sentirnos satisfechos con quienes somos, lo que somos y lo que tenemos.
Es un estado emocional, un estado interno, que solamente se puede sentir en el presente. Se podrá
recordar y sentir nostalgia por el pasado, y recordarlo nos hará sentirnos
contentos, pero justo esa emoción se
vive en el ahora y eso es lo que le da valor, lo que lo hace real.
Observar,
percibir todo lo que nos rodea y quienes
están a nuestro lado, disfrutarse
uno mismo. Gozar de una caminata, de un una buena lectura, disfrutar de la
compañía de los seres queridos, de lo que hacemos, encontrarle el sabor a la vida.
Es
cierto que la vida no es fácil, pero
esto también es parte del aprendizaje y
el crecimiento personal, es parte del camino que debemos andar, y muchas
veces es lo que nos hace valorar y
encontrarle sentido a la existencia. En ocasiones nos enfrentamos a
situaciones difíciles ante las que no se puede hacer nada, sin embargo nos
esforzamos por tratar de darles la vuelta, y nos rehusamos a aceptar que
simplemente así son. Seguramente han escuchado el proverbio chino que dice: “Si
tienes un problema y no tiene solución,
¿para qué te preocupas?; y si tiene solución, ¿para qué te preocupas?”
Sí, parece fácil decirlo, pero si lo aplicáramos
más veces, viviríamos más tranquilos
y haríamos que todo fuera más sencillo.
La fotógrafa, madre y profesora estadounidense
Ginger Unzueta nos muestra en su trabajo Joy Project, la alegría de la vida. Ella toma su cámara
para capturar y documentar el día a día
la verdadera belleza de la vida cotidiana, que la artista encuentra en la sonrisa de sus hijos, en la convivencia con su familia.
Unzueta, como todos los seres humanos,
tiene días buenos y malos, pero no
importando los desafíos con los que se tope, ella encuentra la entereza y el apoyo en los suyos, juntos sobrepasan
las adversidades y comparten las alegrías, al final logran salir airosos y sonríen.
Sus fotografías son genuinas expresiones,
capítulos honestos, sencillos, sinceros, reales, tal como tendríamos que vivir la vida. Instantáneas que permiten
recordar esos momentos fugaces, que no sólo serán recordados por la memoria de
quienes los experimentaron, sino también por aquellos seres queridos que
quieran echar un vistazo a esas escenas felices y las no tanto. Hasta los
momentos complicados vale la pena recordar, ya que también forman parte de lo
que somos.
Ginger Unzueta nos comparte lo bello y placentero que es recibir un abrazo, dar un beso, ver
a un ser amado, echarse un chapuzón,
jugar, reír.
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