Las cicatrices de la Tierra
A lo largo de la historia el hombre ha vivido en pie de lucha por
obtener algo. Un objetivo que lo ha llevado a confrontaciones donde,
desgraciadamente, se utilizan armas, desde las más rudimentarias hasta la tecnología de punta. El compendio abarca dos
grandes guerras mundiales, sin embargo, sabemos que
contiendas en casi todos los países del mundo se han suscitado.
Ningún continente se ve libre de que la historia lo juzgue. Conflictos
territoriales, religiosos, refriegas por reconocimientos de Estados, por una supuesta
instauración de la democracia o por el simple hecho de querer adquirir el
control de petróleo para aumentar las riquezas de unas cuantas personas, son
algunos de los motivos que están llenando de sangre las páginas de los libros.
El tren fílmico se encarga de mostrarnos visualmente cómo fueron gran
parte de estas batallas. La reproducción de los enfrentamientos cada vez es más
real; los efectos especiales permiten que veamos cómo eran los aviones o barcos
de guerra, cómo lanzaban los misiles o cómo fue arrojada la bomba atómica. Múltiples películas reflejan los daños psicológicos que sufrieron los
soldados cuando se encontraban en las zonas de conflictos, muchas de ellas
basadas en hechos reales. Los daños a las sociedades son incurables.
Algo que poco se preguntaban en aquellas épocas de hostilidades, incluso
hoy en día, es la manera en cómo impacta el uso de armamento en el ambiente, en
los ecosistemas, el daño que se le produce a la Tierra y su naturaleza.
Hay estudios que demuestran que debido al uso de agentes químicos y
armas nucleares que se utilizan en pruebas, modifican la vida silvestre a un grado
tal que se detectan mutaciones en diferentes especies de la flora y la
fauna. Y no sólo eso, también hay contaminación de ríos y mares, agua que llega
a la población.
En Alemania existe un especialista de la imagen, un fotógrafo llamado
Henning Rogge que bien podría ser conocido como el cazador de paisajes
bombardeados. Él es fanático de capturar panoramas rurales, lugares donde reine la
tranquilidad y el silencio, el campo y el bosque son sus lugares favoritos. Sólo
aclararíamos que estos escenarios tienen algo muy especial y deben ser vistos
con detenimiento.
Cada una de las imágenes presenta una composición que en el pasado formó parte de la Segunda Guerra Mundial en los campos alemanes. Se pueden observar
los cráteres que dejó el estallamiento de las bombas arrojadas por la
artillería.
Cicatrices sobre la Tierra que marcaron un tiempo de la historia más
cruenta de la humanidad. Rogge comenta que su afición por buscarlos se dio
cuando de manera fortuita, caminando por el bosque, se encontró con un hoyo
redondo que le llamó la atención por su tamaño; después de investigar, llegó a
la conclusión de que esa área fue atacada con bombas.
Ese fue el inicio de una gran aventura por todo el territorio alemán
para ubicar más agujeros, que según algunos investigadores, deben existir
muchísimos. La visión de Rogge es un poco distinta de acuerdo al contexto bélico,
ya que comenta que “los cráteres son especiales para mí, porque no llegan a ser
tan dramáticos como en otros sitios vinculados a la guerra… son más abstractos.
Este sentido de desconexión refleja mi propia posición frente a este periodo de
la historia de Alemania, que es casi inimaginable para mí.”
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