Gente común
El hombre como ser social, cultural, psíquico, biológico es un ente
complejo que posee gran estructura en su organismo y mente que le
permiten relacionarse, o no, con otras personas y seres vivos. Cada individuo está determinado por el carácter,
que lo hace diferente a los demás, y que está
definido por el mundo que él mismo ha creado.
Las cualidades intrínsecas en la vida de las personas y que son las que
determinan su reacción frente a cualquier situación es lo que
se precisa como el carácter.
La sociedad de consumo en la que estamos inmersos establece que todo es posible lograrlo con dinero, adquirir cualquier cosa, tener el cuerpo perfecto, el carro último modelo, las mejores entradas a un evento, la ropa de moda. La obsesión por la meta hace que el perfeccionista se presione, se sancione e incluso se aísle.
Teniendo en cuenta la forma en que el ser humano se comporta y reacciona ante las situaciones que la vida nos presenta, el artista londinense Tristan Pigott plasma en su obra algunas obsesiones, fracasos, angustias, alegrías, lo que viven y sufren los mortales en la cotidianidad.
La mirada de Pigott explora la condición humana de hombres y mujeres y crea una serie de pinturas como si fueran fotografías. Imágenes realizadas, en su mayoría, en óleo sobre tela, con tal realismo que parecen captadas por una lente, pero que el pincel le permite incorporar elementos surreales y composiciones provenientes de su imaginación.
La técnica utilizada por Tristan se define por las pinceladas libres aplicadas en sus fondos, lo que ayuda a deconstruir los cuadros consiguiendo centrar la atención del espectador en el objeto representado, en su mayoría figuras humanas. Este contraste entre el fondo y el resto de la obra proporciona definición a la pintura figurativa y fortalece la posición surrealista que se ve en sus lienzos.
Pigott agrega a algunos de sus cuadros un toque de humor negro, jugando con las proporciones humanas, distorsionándolas dependiendo la ocasión.
El trabajo de Tristan Pigott se caracteriza por ser conmovedor, pues refleja instantes de la vida cotidiana donde los protagonistas poseen mucha actitud, manteniendo una interesante autoproyección de las personas bajo un realismo fotográfico.
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