Montajes intencionales


En la primaria y la secundaria nos dejaban trabajos que consistían en recortar revistas y periódicos para obtener piezas que serían pegadas en una superficie para transmitir un mensaje.



Entonces comenzaba la faena de pedirle a las amistades que nos pasaran las publicaciones que tuvieran en casa, [a excepción de los libros] y entre más publicidad y letras capitales tuvieran era mejor, porque había materia prima para pegar en las cartulinas blancas.



Nos dijeron que eso se llamaba collage y les servía a los profesores para estimular la creatividad e imaginación de los niños [... y no tan niños]. Trabajos muy buenos, siempre los hubo, así como medianos y los que de plano sólo cumplían con la tarea, pero que no tenían ni pies ni cabeza, ni entrada ni salida.



Los collages [o colaje, como dice la Real Academia Española que debe decirse] ya tienen más de un siglo que se usan en las obras de arte. La paternidad del ensamblaje de varios objetos se la disputan Pablo Picasso y Georges Braque por el lejano año de 1912.



El recortar las revistas para ensamblar elementos que digan algo no es privativo de la vida académica, también se da en actos de amor, ya sea aspiracional o vivido donde las mujeres extraen de las páginas a los galanes que les gustaría tener u otros tópicos que podrían incluirse en una misiva para la pareja.



¡Cuántas veces vimos en los cuadernos y libros de nuestras compañeras a los cantantes o actores del momento! O hasta en el de los hombres con mujeres exuberantes, autos inalcanzables, músicos y deportistas.



Y haciendo del collage su disciplina, el artista visual Kalen Hollomon, mejor conocido como el “Rey del recorte de Nueva York”, realiza una serie de montajes utilizando las campañas publicitarias actuales y de antaño, lanzando un mensaje totalmente diferente al original.



Muchos de sus tópicos están enfocados a la sexualidad, razón por la cual ha visto censurados sus collages. Para algunos ojos resulta ofensivo ver una trasero al descubierto, incluso, montajes que muestran el miembro masculino, así que es acusado de exaltar la pornografía.



Para Hollomon esto no es ningún impedimento y mucho menos se alinea a lo que dicta la Liga de la Decencia; él continúa con sus empalmes de imágenes, divirtiéndose y llenado de gozo a otros tantos.



Es feliz manipulando las imágenes, le emociona “la idea y capacidad para alterar el valor o el significado de una imagen u objeto mediante la adición o sustracción de elementos.”



Las fotografías de sus collages son tomadas con su iPhone para después ser enviadas a las plataformas sociales de Instagran y Twitter, lugares donde ha adquirido fama mundial.



Si quieren ver más del atrevimiento de Kalen Hollomon, píquenle en su nombre y apellido.

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