La resurrección de las plantas vivientes


El cuidado de las plantas y las flores requiere de mucha paciencia y dedicación, además de tener ese don que muchos llaman “mano” [“tiene buena mano para tratarlas”]. Como todo ser vivo, necesita ser alimentado cada determinado tiempo, principalmente a base de agua y nutrientes diluidos en el líquido. Aparte, se puede encontrar en tiendas especializadas e invernaderos abono que tiene ciertas propiedades que harán que su crecimiento sea de lo mejor.


La falta de atención deviene en la muerte o, dicho de otra manera, que se seque, incluso, se pueden ahogar si es que requieren que se les alimente en periodos de tiempo, pues muchos creen que todas las plantas y flores son iguales y las riegan a diario.


Hay una infinidad de especies en el mundo que no sabemos si existe un inventario que nos pudiera decir la cifra exacta, o por lo menos cercana, de variedades. Cada país, clima y región tienen su propia vegetación, lo que complica el panorama del conteo.


La rosa es de las flores más conocidas. Relacionada como un excelente regalo por la forma y colorido de sus pétalos y a quien se le han dedicado múltiples canciones, escritos y exposiciones. Su olor es característico, además de ser utilizada en la industria cosmética, terapéutica y gastronómica.


Lo que pocos sabemos [nos incluimos en el escaso conocimiento de la flora] es que hay una rosa que no pertenece a la familia de las rosáceas, se llama Rosa de Jericó [Anastatica hierochuntica]. Es originaria de Arabia y las inmediaciones del Mar Rojo, y también se encuentra en Palestina y Egipto.


Sin dudarlo, podríamos decir que es una planta que resucita y ahorita les contamos por qué. Resulta que tiene mucha resistencia a la desecación, esto es, que aguanta muchos meses sin recibir ni una gota de agua.


Sus ramas secas se contraen y permanecen cerradas, formando una especie de tallo circular, sin embargo, en cuanto entra en contacto con el agua comienza a abrirse de una forma espectacular, resurgiendo a la vida y mostrándose en todo su esplendor.


Mientras se encuentran en estado esférico, los vientos las arrastran por las superficies, algo que nos hace recordar a los tumbleweed [la planta que pasa rodando en las películas que muestran carreteras en lugares desérticos].


Su sequedad y reverdecimiento puede suceder muchas veces, así que sigue siendo una sobreviviente por años. En la antigüedad se pensaba que era un elemento natural que predecía el clima, ya que al ser una planta con características de higrómetro, podía pronosticar sin fallas que las lluvias se acercaban. La explicación es lógica: percibía la humedad y por eso comenzaba a abrirse, acción que era tomada como adivinatoria.


El proceso de apertura y cierre depende de la humedad del clima y la cantidad de agua que reciba, por lo que el camarógrafo y fotógrafo Sean Steininger se dio a la tarea de grabar esta transformación y que fue vertido en un video hecho bajo la técnica de time-lapse.


Lo que Steininger hizo fue estar frente a una Rosa de Jericó de 12 a 24 horas para no perder detalle de la forma en la que se empiezan a desplegar las ramas para dar paso a la belleza de la transformación. Los resultados los pueden ver en el siguiente video:

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