La grandeza de las miniaturas
Todos creemos que hay un solo mundo: el de nosotros. No nos detenemos a
mirar con atención si hay algo más allá de lo que nuestros sentidos alcanzan a
percibir. Quizá por los quehaceres diarios, el estrés, la velocidad con la que
se vive la vida misma.
El cosmos no sólo se apega a las personas que habitan este planeta, sino
a todo lo que habita este planeta. De aquí podemos partir para afirmar que hay cientos de
microcosmos, muchos de ellos estudiados por la ciencia, otros más ni siquiera
sabemos que existen, por ejemplo los que hay en las profundidades del mar.
Para entender esos pequeños mundos se requiere de mucho tiempo, saber,
paciencia e investigación. En ocasiones, los presupuestos son reducidos y se
tienen que hacer estudios superficiales basados en maquetas o ambientes
artificiales.
El miniaturizar los sistemas otorga ventajas ante la imposibilidad de
mostrar las cosas en su tamaño original, como las inmobiliarias que exhiben cómo serán los departamentos del edificio que están ofreciendo.
En la 2ª Sección del Bosque de Chapultepec se encuentra un lugar llamado
México Mágico donde se pueden apreciar los edificios y monumentos más
representativos de México en miniatura: el
Palacio de Bellas Artes, Palacio Nacional, el Palacio de los Deportes, Teotihuacán,
la Catedral Metropolitana, el Castillo de Chapultepec y el Hemiciclo a Juárez, sólo por mencionar algunos.
Y si cada una de esas réplicas fuera habitada, entonces tendrían que
existir pequeñas personas a imagen y semejanza de nosotros para que hicieran
uso de estos edificios tal como lo hacemos nosotros.
Algunos fabricantes de artículos de modelismo y accesorios a escala
tienen en su archivo sociedades completas de personas para la ocasión, desde
soldados hasta deportistas que son utilizados en las maquetas para que la
simulación de la realidad sea lo más apegada.
Estas figuras por lo regular son fabricadas en plástico o plomo,
materiales maleables que permiten ser modificados a base moldes. Sin embargo,
descubrimos que no es el único material del que podrían ser hechos.
El artista Isaac Cordal tiene una seria afición por los objetos en
miniatura y ha creado una colección Cement Eclipses de mini esculturas en cemento de personas
de diferentes ámbitos.
Sus creaciones forman parte de una pequeña instalación que toma como
base las calles de las ciudades o pueblos donde adoptan posiciones que van acordes
al contexto donde se encuentran.
Su inspiración viene del comportamiento de las masas sociales y busca
atraer la atención al criticar la nula relación que existe entre las personas y
el cuidado del medio ambiente que tiene efectos colaterales y que en muchas
ocasiones pasan desapercibidos.
Gran parte de las imágenes están captadas con acercamientos que hacen
que las figuras se vean de tamaño original, lo que otorga un halo de veracidad
ante una situación cotidiana.
En el 2013, Cordal creó una extensión más de Cement Eclipses que tuvo
como locación Chiapas, México. Aquí, los personajes principales se manejaban entre
esqueletos y figuras del Ejército Zapatista de Liberación Nacional [EZLN]. Se
retoma la costumbre de reírse de la muerte tal como sucede a principios del mes
de noviembre con el Día de Muertos.
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