Un mundo sin enemigos
En los últimos días hemos visto a través de los medios de comunicación
la manera como ha escalado el conflicto árabe israelí. Una serie de bombardeos
que han cobrado cientos de vidas, principalmente la de niños, sector que más
sufre.
El recrudecimiento de los ataques en la Franja de Gaza vuelven a traer
al escenario político, económico y social la necesidad del reconocimiento de
Palestina como un Estado, tal como fue la historia del propio Israel que luchó por lo mismo.
Los reflectores mundiales están puestos sobre el país que vive de tres
religiones [judaísmo, islam y cristianismo] por la manera tan brutal de sus
ataques, sin embargo, no debemos dejar de lado las agresiones de parte de los
palestinos en su propio territorio, siendo los más sonados los coches-bomba.
Son muchos tópicos los que abarca esta confrontación de Israel con los
países árabes, sin embargo, la comunidad internacional, desde los orígenes, ha
buscado el reconocimiento de ambos bandos a sus derechos a existir y vivir en
paz alejados de amenazas y el uso de la fuerza.
La convivencia entre las personas debería de ser un acto normal,
pacífico, donde cada uno respetara las diferencias de raza, etnia, religión y
cualquier uso y costumbre cultural, pero no siempre sucede de esta forma.
Cuando los intereses políticos intervienen, las consecuencias para la sociedad dejan de importar.
La búsqueda de poder a través del poder y la sumisión son actos que van
en detrimento de la humanidad. Cuando todo redunda en obtener riqueza, que en
ocasiones no necesariamente es económica, las sociedades se convierten en
artefactos definitorios para amedrentar, provocar miedo o ganar una batalla,
que no la guerra.
Una vez más vemos con tristeza que los conflictos son entre élites políticas,
herencias de un pasado que olvida cómo surgió un pueblo que se vio envuelto en
el genocidio y que sabe lo que es vivir bajo la opresión.
Una mayoría de habitantes, niños, jóvenes, adultos y ancianos busca
incansablemente vivir en paz y armonía con sus vecinos. Hartos de temer por sus
vidas o de ser juzgados por entablar una amistad o relación con los otros,
deciden crear una iniciativa a través de las redes sociales.
Árabes y judíos se unen para crear la campaña #Jews and Arabs Refuse To
Be Enemies, una idea que toma como plataforma Facebook y Twitter para
demostrar con imágenes su repudio a la guerra.
Las fotografías tratan de demostrar, desde su trinchera, que ambos
pueblos pueden convivir, vivir y tener relaciones afectuosas sin que haya armas
o amenazas de por medio.
Los cuadros están integrados sólo por personas de una nacionalidad o
por ambas, donde en algún trozo de papel o cartón se pueden leer leyendas o
testimonios que ponen de manifiesto que no es complicada la integración.
#Jews and Arabs Refuse To Be Enemies tiene más de cinco mil likes en
Facebook, y si alguien desea apoyar la causa o tiene familiares o amigos que
comparten esta filosofía, invítenlos a unirse.
Tristemente siempre los afectados son gente inocente por la causa que sea. Felicidades Indie Emergente.
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