Apetitosos escenarios
Había una vez dos
pequeños, un niño y una niña, que vivían
en el bosque con su padre leñador y su malvada madrastra. Vivían con muchísima
escasez, y como ya no les alcanzaba para comer, debían plantearse el problema y
tratar de darle una solución.
Un
día, la madrastra pensando que los niños estaban dormidos le contó la idea al
leñador de abandonar a sus hijos en la inmensidad del bosque. Los infantes al
escuchar el plan toman sus precauciones esperando que los padres cambien de
opinión, pero los terminan dejando a su suerte. Los niños intentan regresar a
casa pero se pierden. En el camino se topan con una deliciosa casita construida de caramelos, bombones y
otras confituras, hambrientos y creyendo que era su salvación son seducidos
por los apetitosos dulces sin sospechar que han caído en la trampa de una
despiadada bruja.
Seguro
conocen el famoso cuento alemán invención
de los hermanos Grimm, Hansel y Gretel. Así como el par de
hermanos fueron cautivados y atraídos
por las golosinas y ricos postres, seguramente, y no es un cuento, muchos
de ustedes sucumben al ver atractivos alimentos,
sobre todo, aquellos que a la vista lucen muy antojables.
Hansel y Gretel no es la única historia en
la que describen un lugar hecho de comida. Ahí tienen Charlie y la fábrica de chocolate, la canción de Cri Cri que habla
del Rey de chocolate, los Pitufos que
viven en los hongos, o la película de Lluvia
de hamburguesas.
Y
si existen, en la ficción,
o en la imaginación de escritores,
guionistas, compositores y los trasladan a las canciones, a los libros o las películas,
porqué no llevarlos a la realidad. Eso
parece que fue lo que pensó el fotógrafo
inglés Carl Warner.
Un
día pasando por el mercado de alimentos, Warner observó detenidamente la forma de las setas y no pudo evitar imaginar un mundo alienígena, por lo
que decidió comprar varios hongos y crear el escenario que tenía en mente. Es
así como construye Mushroom Savanaa y
de ahí decidió continuar con la arquitectura
de deliciosos paisajes y construcciones.
En
su obra titulada Foodscapes, Warner diseña
mercados sobre ruedas, cabañas, bosques, montañas, campos de cultivo, el
desierto, asombrosas cavernas, edificaciones emblemáticas como el Taj Mahal, la Gran Muralla China, un Templo Maya, el Empire State, el Big Ben, la Torre Swiss Re, la Torre Eiffel.
Los
escenarios están realizados sobre mesas de 1.2x2.4
metros, que previamente ha introducido en cámaras frigoríficas, evitando así
que los alimentos se deterioren antes de hacer la foto. Todo comienza con un dibujo. Una vez concluido y con la
ayuda de dos colaboradores (un estilista de alimentos y un maquetista), colocan los alimentos recreando la escena.
Primero se monta y se fotografía el
primer plano, luego el fondo y, por último, el cielo. Una vez que tiene la
imagen final pasa por un proceso de retoque con ayuda del Photoshop.
Warner
se vale de todo tipo de alimentos que
utiliza como material de construcción: pan, embutidos, hortalizas, frutas,
carne. Logrando transmitir cierto placer
que no sólo entra por la vista sino
también por el estómago. Por una parte se admira la belleza de los paisajes y por otra la delicia de alimentos que los
integran.
Si
quieren seguir deleitando la vista y el estómago además de conocer más trabajos
de Carl Warner sólo en click en su nombre
y apellido.
¡Que hermosos paisajes! Y se ven deliciosos, ¡Muy buena obra maestra.Felicidades a Indie Emergente.
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