Pequeño gran artista


Gracias a la imaginación es que podemos transportarnos a otros universos y crear historias fantásticas, íntimas y propias que sólo existirían en los libros o en las que son hechas para el cine y la televisión. Crear mundos donde nosotros podemos ser los protagonistas, lugares donde no existen límites ni restricciones de ninguna clase para el impulso de su libertad.



Desafortunadamente con el paso de los años parece que el ser humano pierde la capacidad de imaginar, de fantasear; el ingenio pasa a otro plano cuando se convierten en prioridades el trabajo y el dinero.


La actividad imaginativa consiste fundamentalmente en formar representaciones de objetos, cosas, situaciones o afectos. También es la actualización del pasado y, además, abarca la posibilidad de proyectar el futuro, de construir utopías.


Si de imaginación se trata, existen pequeños expertos en la materia: los niños. A una corta edad en la que la máxima preocupación es jugar, divertirse y explorar todo lo que hay en el entorno, los infantes tienen la capacidad de dar vuelo a su imaginación y construir castillos medievales, sentirse reyes y reinas; nadar sobre una cama o el suelo imaginando que están en el mar y que se transportan en barcos; subirse en la espalda de sus padres y pensar que van montados en caballos; creer que son magos y que con un toque mágico arreglarán todo el desorden que han hecho.


Los pequeños sólo tiene en su mente el divertirse y que estén cubiertas sus necesidades básicas. Para jugar no necesitan de tantos juguetes como a veces creemos o aunque ellos nos lo hagan creer. Cuántas veces no hemos visto que un padre compra a su hijo enormes juguetes y al final el retoño termina jugando con la caja y la envoltura. Eso es parte de su imaginación.


La imaginación de los niños no tiene límites y no sería justo que los adultos tratáramos de coartarla, una dosis de ésta eleva su capacidad de recepción, retención y aprendizaje.



¿Leyeron El Principito? Cuando vieron la primera lámina ilustrada, ¿qué pensaron que era? ¿También afirmaron que se trataba de un sombrero? La célebre novela del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, es un claro ejemplo de la falta de capacidad que tiene el ser humano mientras más años acumula. Pero siempre existirá un pequeño que nos haga recordar lo maravilloso que es imaginar y asombrarse.


En Serbia vive un niño de 11 años al que claramente la imaginación es lo que le sobra. Lo único que necesita para dejarse llevar y plasmar todo lo que en su cerebro habita es papel y un plumín, ¡ah!  y una lupa, con estos elementos es suficiente para crear increíbles obras de arte.


Dušan Krtolica dibuja desde los 2 años, a los ocho ya había tenido dos exposiciones nacionales en solitario. Su principal inspiración es la naturaleza y la vida silvestre. Sus padres han apoyado y motivado su creatividad y talento. Cuando le regalaron una enciclopedia sobre animales, no tardó más de tres semanas en memorizar todas las especies y de inmediato puso manos a la obra.


Sus dibujos están hechos con tinta negra sobre un fondo blanco, sus trazos son realizados a base de puras líneas y con gran maestría y detalle recrea lo que hay en su mente, no observa ninguna imagen para lograrlo. Su gusto por la flora y sobre todo la fauna se debe a que él quiere ser un zoólogo cuando sea mayor.


Si quieren conocer más de la obra de Dusan Krtolica, este pequeño gran artista, sólo den click en su nombre. No le pierdan la pista, en un futuro cercano podría sorprendernos más de lo que ya lo ha hecho.




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