Paisajes sonoros
Si ponemos atención a nuestro entorno, todo emite un sonido, puede que sea discreto, pero
existe.
Además de los sonidos
perceptibles como nuestra voz, la música, las expresiones de los animales,
el ruido de los motores, ¿qué más logran
escuchar a su alrededor? ¿Son los mismos audios que se oyen en la ciudad
que en un parque, en la selva, o en las montañas?
Si nos remitimos a la definición de sonido encontramos
que es una sensación que se genera en el
oído a partir de las vibraciones de las cosas, las cuales son transmitidas
por el aire u otro medio elástico, ya sea sólido, líquido o gaseoso.
Para la física se refiere a cualquier fenómeno que
involucre la propagación en forma de
ondas elásticas que produce una vibración en un cuerpo, aún cuando éstas no sean audibles.
El oído es
capaz de distinguir unos sonidos de otros porque es sensible a las diferencias que puedan existir entre ellos en lo que
concierne a alguna de las tres cualidades que lo caracterizan: la intensidad, el tono y el timbre. Aún
cuando todas ellas se refieren al sonido fisiológico, están relacionadas con
diferentes propiedades de las ondas de sonido.
Los sonidos se
escuchan, pero también podemos
verlos y conocer su intensidad, si es agudo o grave, gracias a que pueden
ser registrados y se leen en forma de
ondas sonoras.
Los diversos
ecosistemas poseen paisajes sonoros propios
e irrepetibles que son generados por los elementos presentes en cada uno: el
agua, el viento, las olas, los murmullos y un largo etcétera.
Si escribiéramos
todo lo que escuchamos día a día nos daríamos cuenta de cómo evolucionan los sonidos de nuestro
entorno.
En Ucrania vive la diseñadora y arquitecta Anna Marinenko que hizo más evidente los sonidos que emiten diversos paisajes haciendo
una mezcla a la que ha llamado Nature
Sound Form Wave. Esta obra presenta la unión de ondas de sonido con imágenes panorámicas del cielo, las
montañas, las siluetas de los árboles, de los edificios.
Marinenko muestra la sincronía que existe entre los patrones de los diseños naturales y los
digitales. Con detalle, la artista alinea
ambos elementos manteniendo la misma
paleta de colores a lo largo de las imágenes, consiguiendo que los paisajes se transformen en las ondas de
sonido.
Los panoramas
de Anna Marinenko tienen una perfecta conexión
visual con las gráficas sonoras. Cuando vemos la imagen completa y la
recorreremos de un lado al otro todo tiene sentido. Hay una similitud estética del ruido con la
cordillera de montañas o la estela de una lancha en el mar o el contorno de
los edificios.
Para conocer más de la obra de Anna Marinenko
sólo basta con dar un click sobre el nombre y apellido.
Gracias a Dios que podemos escuchar y percibir los sonidos con éstas imágenes
ResponderEliminartan bonitas y apreciar el trabajo comparativo de su creador. Felicidades