El amigo de las celebridades
La
admiración que provocan las superestrellas con sus fans puede alcanzar niveles
increíbles de comprender para quienes no sienten ese mismo afecto hacia las
grandes personalidades.
Los
hay de ámbitos variados como escritores, periodistas, deportistas [aunque en
México, y seguro en gran parte del mundo, los futbolistas son los más
socorridos], artistas [del arte, no de las telenovelas como dicen las mamás y
las abuelas], pero sin lugar a dudas, los músicos y los actores [ahora sí,
podrían entrar los telenoveleros] son los favoritos para obtener un
autógrafo o una foto.
La
fascinación que sienten por ellos los eleva a cumbres que, en ocasiones, ni se
hubieran imaginado que sucedería. Este tipo de estrellas se convierten en
dioses de una generación, o varias, que digan o hagan lo que sea, serán
venerados y replicados en su comportamiento y formas de vestir.
Sin
lugar a dudas, la industria del entretenimiento en los Estados Unidos es el pináculo de las celebridades. Hollywood es conisderado la Meca del Cine, mientras
que en Nueva York se concentran las artes y convierten el lugar como una de las
ciudades más deseadas para tener una presentación.
Hay fans
que podrían hacer lo que fuera por tener contacto directo con la superestrella
que admiran. La realidad es diferente a lo que desean. Son pocos los casos
cuando se puede entablar relación con ellos, aunque sea efímera.
Hay
casos de fanatismo puro que rayan en los excesos. Uno de los más sonados es el
de Mark David Chapman, mejor conocido como el asesino de John Lennon, quien
decidió quitarle la vida de cinco disparos el 8 de diciembre de 1980, sólo por
estar obsesionado con él y adentrarse en el mundo de la novela El Guardián
entre el Centeno de J. D. Salinger al hacer referencia en su declaración: “Estoy
seguro que la mayor parte de mí es Holden Caufield, el personaje principal del
libro. El resto de mí debe ser el Diablo.”
Otro
ejemplo explícito es el que presenta la directora Sofia Coppola en su
película Ladrones de la Fama, basada en hechos reales, donde cinco chavos
obsesionados con sus ídolos buscan en internet la dirección de las celebridades,
llevan un seguimiento de sus horarios y entran a robar a sus hogares cuando
ellos no están, subiendo las fotos a Facebook.
Como
las historias anteriores, hay muchas otras en el universo del entretenimiento, ya
sea cultural como deportivo. La idolatría no debería nunca emparejarse al
fanatismo, esa pasión exacerbada que ya no tiene control y que puede causar
daño a terceras personas de manera voluntaria. La admiración hacia el trabajo
de otros debe persistir, pero no debe cruzar la barrera.
En la
actualidad hay un personaje que está dando mucho de qué hablar en las redes
sociales por la admiración que siente por las celebridades. En el mundo de
Instagram se le conoce como Peeje T., pero su nombre real es Patrick
Thorendahl, lo que nos hace suponer que no tiene la mínima intención de pasar
de incógnito, ya que su hobby es posar con las estrellas de una manera muy
peculiar.
Peeje
T. sabe que acercarse a este tipo de figuras es casi una misión imposible. Más
lejano aún, sería convertirse en amigo de ellos cuando ni siquiera pertenece a
ese gremio, sin embargo, lo ha logrado: posa con cada una de las estrellas, y
además, con las que él quiere, y todo, dentro de la “legalidad”.
¿Cómo
le hace? De una forma muy sencilla y creativa: usando Photoshop. Se da a la
tarea de encontrar un buen stock de las celebridades que adora para realizar un
montaje que está a punto de acercarse a la perfección, eliminando elementos que
no necesita y añadiéndose en los escenarios.
Los
empalmes de las imágenes no son escenas grotescas, por el contrario,
hacen gala de un lenguaje visual impregnado de humor, aprovechando las poses de
las estrellas, las miradas y situaciones, recreando una versión nueva de lo que
en realidad denotaba la fotografía original.
Es
así como se evita estar entre la multitud afuera de una alfombra roja para
verlos desfilar o pagar grandes cantidades de dinero para entrar a una arena de
basket para verlos sentados en las primeras filas. Peeje T. desde la
tranquilidad de su casa tiene esos acercamientos, incluso, algunos candentes y
sugestivos.
Para
seguir a Peeje T., den click en su nombre.
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