¡En esta esquinaaa el lápiz, en esta otraaa la fotografía!


¿Cuántos de ustedes, cuando eran niños, plasmaron sobre un papel todo lo que imaginaban con la ilusión de que se hiciera realidad?





Crear castillos, monstruos, seres de otros planetas, combatir y ganar guerras, manifestar a nuestro alter ego y reinventarnos en algún superhéroe y una infinidad de historias y mundos imaginados que gracias al dibujo y a la pintura podíamos hacer “realidad”.





La imaginación es esa facultad que tiene el ser humano para representar en el pensamiento las imágenes de cosas reales o ideales. Es una cualidad que nos brinda la oportunidad de inventar cualquier cosa, bien lo decía Gustavo Adolfo Bécquer: “El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo”





Algunos tienen más desarrollada la capacidad de imaginar y dibujar todas las ideas y sueños que rondan en su mente.






El artista visual, originario de Costa de Marfil con residencia en Bruselas desde hace 20 años, Ben Heine, ha decidido utilizar la técnica del dibujo a lápiz para exteriorizar lo que en su mente imagina convive con la realidad.





En su obra, además del dibujo, utiliza fotografías de espacios reales y comunes para crear universos diferentes a la realidad con la intención de darle otro sentido a las imágenes y provocar sensaciones diferentes. La relación entre las dos técnicas artísticas es la que ha dado título a su proyecto Pencil vs. Camera.






Heine inicia el proceso creativo con la elección de un fondo realista o personajes donde posteriormente incorpora un pedazo de papel, con un dibujo en blanco y negro que rompe con la imagen real y crea nuevos mundos. Esto lo captura en una fotografía desde una perspectiva subjetiva, pues su mano también es protagonista del encuadre, generando una relación más cercana entre el espectador, el autor y la obra donde el tema de cada imagen trata desde paisajes, ciudades, personas y puntos de vista del autor y su relación con la naturaleza.





Sus originales dibujos los sobrepone a las fotos ofreciendo visuales llenos de carácter surrealista, con un toque mágico y experimental.






Ben Heine describe el propósito de su obra: “Acabo de hacer arte para la gente que quiere soñar y olvidar sus problemas diarios, quiero transmitir un sentido poético y filosófico en mis imágenes, cada nueva creación debe contar una historia y generar una emoción intensa, como un poema, como una melodía”.





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