Ilustraciones surrealistas
Acuarelas que relacionan
lo natural y lo arquitectónico, la fantasía con
la realidad, construcciones que se
vislumbran imposibles por la inserción de elementos
insospechados, que combinan detalles
cotidianos como un sencillo edificio con grafitis o tags en los muros, o
agregando algo de vegetación para representar paisajes fuera de lo común.
Tristram Lansdowne es un artista canadiense que extrae edificaciones de su contexto
para cuestionar las ideas de permanencia y la función
inherente a nuestros entornos. Fusiona elementos
arquitectónicos con geológicos o
botánicos, que plasma en acuarelas meticulosamente trabajadas dando lugar a estructuras misteriosas.
Algunas de las
pinturas de Lansdowne hacen recordar a la película de El Increíble Castillo Vagabundo [esa
inquietante fortaleza ambulante], claro, estos
inmuebles no se desplazan físicamente, pero el fondo blanco en el que están planteados
da cabida a la imaginación para trasladarlos a diversos espacios.
A través de su obra, Tristram busca descubrir y revivir paisajes abandonados para explorar el potencial de un futuro desconocido. Plantea una visión pesimista del progreso humano en donde cada vez es más difícil imaginar un mejor porvenir.
Sus creaciones las saca de la realidad
para lograr ilustraciones surrealistas
que denuncian la decadencia arquitectónica.
Al igual que El Increíble Castillo Vagabundo, las acuarelas de este artista muestran mundos imaginarios cargados de fantasía, donde no todo es lo que parece. Una puerta podría no ser simplemente una puerta, ésta podría conducirnos al lugar más maravilloso, iluminado y pacífico o llevarnos hasta la oscuridad o a algo tenebroso.
Si bien no son imágenes románticas o
felices, sí denota la búsqueda de la
belleza oculta en algo averiado.
Su arte emerge motivado por el deseo
de relacionar la complejidad de
nuestro entorno con las grandes ideas
y narrativas que lo llevan a
construir escenas quiméricas con la
finalidad de explorar mundos ocultos.
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