¿Quieres casarte conmigo?
¡El
amor, el amor! Hay parejas de enamorados
que recuerdan de manera muy especial e incluso detallada, el día que conocieron
a la persona amada. Conservan en su memoria, como un tesoro, el lugar, el
día, la hora, la vestimenta que traían y las expresiones que hicieron en aquel momento
en que sintieron que les hormigueaba el
cuerpo, que perdieron el habla,
que se les aceleró el pulso, que olvidaron su nombre y el porqué estaban en ese sitio, que
sintieron las famosas "mariposas en el
estómago".
Si siempre están de buen humor, alegres,
todo lo ven de maravilla, nada les enfada, no
ven defectos y las cualidades de la persona que les atrae las maximizan. No
cabe la menor duda que han sucumbido
a ese estado emocional del enamoramiento que conlleva una comunicación emocional,
motriz, sexual, intelectual e instintiva.
Cuando
se conoce a alguien que es afín, con quien comparten
gustos, aficiones, y si tiene el agregado de que les atrae físicamente, es
probable que Cupido los termine flechando y poco a poco pasen del enamoramiento al amor.
Conforme
pasan los días, los meses, tal vez los años, se van acumulando hechos que hilan la historia de amor. Momentos felices y tristes, buenas y malas
noticias. Viajes, aniversarios, convivencia con las familias y amigos, los
conciertos, deportes, los proyectos en común, la experiencia de vivir en
pareja.
Así como
el ciclo de vida marca una evolución, las relaciones
de pareja también llevan un proceso
de desarrollo. Retomando lo que comentamos al principio, se comienza con el
enamoramiento, después se da el afianzamiento y adaptabilidad, la convivencia y el compromiso.
Cuando
se trata de relaciones con más
formalidad, lo más natural es que la pareja
desee y planee compartir su vida, comenzar
un proyecto juntos, respetando los individuales. Es entonces cuando deciden
dar el siguiente paso para dar el
salto del noviazgo al matrimonio.
Es
momento de hacer la pregunta anhelada, la que es más común que formulen los
hombres: ¿Te quieres casar conmigo?
¿Cómo
sorprender al ser amado y hacer de ese momento algo especial y que forme parte
de todas las experiencias que han compartido? Esa misma pregunta se hizo el diseñador Adam Rosenbaum, un romántico
que quería sorprender a su novia,
esperando por respuesta un sí.
Rosenbaum
ideó una original forma de proponerle
matrimonio a su novia. Lo hizo con lo que mejor sabe hacer: diseñar. Desarrolló
durante dos meses una animación de dos
minutos, en la que resume su larga
historia de amor hasta llegar al clímax de hincarse, hacer la pregunta y darle
el anillo.
Llegado
el momento, Adam invitó a cenar a su amada,
después proyectó el video donde una
serie de animaciones coloridas y
tipografías gigantes muestran mensajes de amor, reviven su pasado, su vida
en pareja, su primera cita y los
detalles adorables más sobresalientes.
¿Qué creen que contestó Amanda? Aquí
les dejamos el video.
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