Úsese sólo el celular
Ya son muchos
años de la llegada del teléfono celular a nuestras manos. Su implementación se asemeja más a un modo de vida que ha venido a cambiar la forma de comunicarnos con los demás.
No sólo se acortan distancias, como se decían antes, sino que ahora otorga una
proximidad virtual a un paso de lo tangible.
La evolución
de los equipos va de acuerdo al desarrollo de la tecnología. Primero fueron los
llamados “tabiques”, teléfonos grandes que si entraban en la bolsa del pantalón
emulaba una deformidad en la pierna. Poco a poco, la producción se enfocó a
hacerlos más pequeños, tanto que se podían cubrir con la mano. Pareciera que en
la actualidad se regresa a los viejos armatostes sólo que más delgados, fiel a
la tendencia “skinny” que impera en la moda.
Los celulares
son llamados smartphones, teléfonos inteligentes, porque responden a las
órdenes orales que el dueño le dicte, comandos de voz que ejecutan tareas
sencillas como hacer llamadas, redactar mensajes de texto o darle play a una
canción que esté dentro de la memoria.
Una de las
herramientas que caracteriza a este tipo de equipos es la cámara fotográfica y
de video. Los usuarios, entre sus principales dudas, siempre preguntan con
cuántos megapixeles cuenta y si graba en alta definición. Si tiene una cantidad
considerable de X's y filma con las tendencias actuales, entonces es un gran aparato
para ser adquirido, cueste lo que cueste.
Lo que es un
hecho es que la mayoría de las personas ocupan estos aditamentos para tomar
fotografías de sus hijos, grabar los momentos cumbres de una fiesta, capturar
instantes con los amigos. Pocos son los que le dan una utilidad diferente a lo
mencionado.
Aunque es
bueno mencionar que en algunos países ya se realizan festivales con base en
videos realizados con una plataforma smartphone o se hacen clips promocionales de
bandas de música obtenidos de las imágenes que pasaron por un filtro de Instagram. Los resultados han
llegado a ser sorprendentes, además de que también sirve como evidencia en
algunos casos político-periodísticos.
El artista
Johan Thörnqvist es una de esas mentes que ve más allá del común de los demás.
Se percató que podría explotar más su celular y dejó de hacer sólo llamadas,
textear mensajes y estar en las redes sociales para dedicarse a tomar
fotografías con la cámara integrada de su teléfono.
Su interés
por fusionar las tecnologías lo ha llevado a elaborar varios proyectos que han
encantando al público, dándole el reconocimiento por lo básico de su imaginación
e implementación de instrumentos cotidianos con el arte.
Usando sólo
la cámara de su teléfono, se ha dedicado a tomar fotografías por los lugares
donde se mueve, en la calle, una azotea, una cafetería y un sinfín de paisajes
de la vida cotidiana.
Con una serie
de imágenes grabadas en el carrete de su memoria física, comienza a manipularlas, haciendo hincapié
en el manejo de la luz digital. Cada uno de los retratos pasa por filtros que
devienen en un enfoque retro, lo que otorga una sensación de nostalgia por los
años que pasaron sobre esos escenarios.
Al tener los
cuadros que desea, Johan trabaja la parte más creativa de su mente. Monta
ambientes con personajes que son dibujados para que se acoplen con los
elementos reales. Explota el sentido del humor gracias al hilo conductor que se
desprende de cada escena creada donde intervienen personajes con situaciones
irreverentes.
De tal
manera, podemos apreciar a un buzo sumergido en un vaso de cerveza o a varios
trabajadores procesando el jugo de los limones de un pequeño árbol o a un robot
desintegrando a un perro en medio de la carretera.
Thörnqvist hace
que cualquier escena se convierta en una realidad de un mundo paralelo, donde
conviven y emergen pequeños seres que tienen un quehacer como cualquier otro
individuo del mundo real.
Sus obras nos abren la posibilidad de que quizá no ponemos mucha atención a nuestro alrededor, ya que
es probable que exista un pequeño mundo que no percibimos y que se mueve con
los materiales que para nosotros ya son cotidianos.
Si quieren
ver más imágenes de Johan Thörnqvist, den click en su nombre.
Comentarios
Publicar un comentario