Instalaciones higiénicas
¿Se han puesto a pensar en las facilidades y comodidades que nos aportan algunos artículos que usamos en la vida cotidiana? En ocasiones no los valoramos justo porque son objetos que usamos a diario, nos hemos acostumbrado a ellos, los adaptamos a nuestras actividades habituales y por eso no nos percatamos, o dejamos de hacerlo, de la importancia que tienen.
Por ejemplo, los artículos de la higiene personal. Cuando los hijos aún dependen de los padres tal vez ni cuenta se den de la falta de jabón, shampoo, pasta dental, papel higiénico, porque los progenitores proveen, y son previsores, de surtir la despensa y contar con suministros suficientes para el momento en que algo está a punto de terminarse, para que de inmediato entre el reemplazo.
Pero… ¿qué pasa cuando el sustituto no está, cuando están a punto de lavarse los dientes y no hay pasta, cuando se quedan a la mitad de una ducha sin el shampoo? Tal vez en estas situaciones aún no se mida la gravedad del problema, el peor escenario quizá sea cuando se termina el papel de baño, esa sí es una tragedia. Ningún otro artículo podría suplirlo, y si lo improvisáramos correríamos el riesgo de sufrir algunas consecuencias.
Deben saber que antes de la invención del papel higiénico, se utilizaban materiales como la lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de maíz. Los antiguos griegos se aseaban con trozos de arcilla y piedras, los romanos con esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada.
Las clases pudientes del antiguo Imperio Romano utilizaban lana bien empapada en agua de rosas, mientras que la realeza francesa utilizaba nada menos que encaje y sedas. La hoja de cáñamo era el más internacional de los materiales utilizados por los ricos y poderosos.
Fue hasta que llegaron los chinos, ya saben, los expertos en el papel, por allá del siglo II a.C., quienes vinieron a darle confort a la humanidad con la creación de un papel para uso exclusivo de la higiene íntima.
Con el paso de los años el papel se fue perfeccionando hasta llegar a lo que hoy conocemos, diversos tamaños, con dibujos, con aromas, diferentes marcas, unos más suaves y resistentes que otros, de doble o triple hoja, en fin, un amplio surtido para todas las preferencias y economías. Es así como la importancia del papel higiénico en nuestros días se ha vuelto indiscutible.
Si repentinamente no encuentran papel sanitario en sus casas o en los supermercados, probablemente el artista turco, con residencia en Alemania, Sakir Gökcebag, los haya tomado, pues para él son vitales para crear su trabajo.
Sakir
ha convertido el papel higiénico en obra
de arte. Crea instalaciones minimalistas,
composiciones elegantes, basándose en la arquitectura, la naturaleza,
la geometría y todo lo que su imaginación le permita.
Como una especie de filigrana, ese fino arte con el que se realizan bellas formas y figuras con tiras de papel enrolladas en pequeños carretes, Sakir desarrolló la instalación Translayers donde sus distintos enfoques abren diferentes perspectivas transformando lo ordinario en extraordinario.
Sus creativas instalaciones hacen que el espectador se olvide de la función original para la que fue creado el papel sanitario.
Como una especie de filigrana, ese fino arte con el que se realizan bellas formas y figuras con tiras de papel enrolladas en pequeños carretes, Sakir desarrolló la instalación Translayers donde sus distintos enfoques abren diferentes perspectivas transformando lo ordinario en extraordinario.
Sus creativas instalaciones hacen que el espectador se olvide de la función original para la que fue creado el papel sanitario.
Si quieren descubrir más de la obra de Sakir Gökcebag, den click
en su nombre.
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