Reinventando el sentido de las señales
En nuestro andar diario por las calles, ya sea en un medio de transporte o caminando, convivimos con signos convencionales que nos previenen, prohíben o informan para que
haya un orden y respeto en la circulación vial.
Parar la marcha por completo, ceder el paso, no entrar, no dar vuelta, no adelantar,
no girar en U, prohibida la circulación, velocidad
máxima, tránsito de peatones,
entre muchas otras indicaciones son las conocidas, o que deberíamos conocer, señales de tránsito.
Todos son signos usados en la vía pública
para impartir la información necesaria
a los usuarios que transitan por un camino o carretera, en
especial a los conductores de vehículos y los peatones.
Existe la señalización de tipo preventiva que son las señales amarillas
cuyo objetivo es advertir a los conductores de algún peligro en el camino y su
naturaleza. Las restrictivas son las
blancas con un aro rojo y su función es indicar la existencia de ciertas limitaciones físicas o prohibiciones
reglamentarias. Y las señales informativas que cuentan con
leyendas o símbolos y que guían al conductor a lo largo de su recorrido por
calles y carreteras. Algunas pueden ser de identificación, de destino, de
recomendación, de información general, de servicios y turísticas.
No basta con conocerlas e identificarlas, es importante respetarlas para mantener la seguridad en las calles y para
que haya una buena convivencia ciudadana,
o por lo menos, eso es lo que desde
niños nos enseñan, sin tener la certeza de que cuando seamos adultos lo vamos a llevar acabo. Esto aplica
para todos los países, no es sólo un asunto de unos cuantos.
En varias calles de países europeos algo le ocurrió a las señalizaciones, pues han
sido tomadas por un grupo de pequeños
personajes que sin intervenir en el propósito de las señales, le han aportado otra lectura.
El responsable es el artista francés Clet Abraham quien ha modificado las señales con la intención de entretener y hacer que la gente piense acerca de obedecer ciegamente las órdenes.
Clet cree que los signos
están limitando la expresión individual
y el pensamiento, por eso es que con
su obra exhorta a que las personas reflexionen sobre las normas y reglamentos establecidos.
Sus diseños los desarrolla en un cuadernillo mientras observa la señal
que quiere intervenir, después los aplica en unas etiquetas para posteriormente colocarlas
estratégicamente de manera que no
pongan en peligro la función original
de la señal de tráfico.
El trabajo de Clet está impregnado de libertad, rebeldía, espíritu crítico, humor, ironía y provocación. Sin embargo las pequeñas muestras de arte no han impresionado
y mucho menos evitado que las autoridades
lo acusen de vandalismo y lo sancionen con multas de hasta 400 euros.
Clet Abraham explica el sentido de sus acciones: “Estamos cada vez más invadidos por la etiqueta, el espacio urbano
contiene cantidad de mensajes básicos y unilaterales, útiles, pero
monótonos. Me gustaría, sin embargo, que la unilateralidad del mensaje
se sustituya por la idea de reversibilidad, añadir un nuevo significado a
la primera, dirigiendo al espectador a otros niveles de lectura.”
Aquí un divertido video animado de algunas de la intervenciones que ha realizado:
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