El lado vertical de Hong Kong




Es un hecho que cada día el planeta se está poblando más y más. En la actualidad somos cerca de siete mil millones de personas. En algunos países es tan alta la población que se ponen en duda sus campañas de planificación familiar.




Cada capital en el mundo puede constatar la inmensa cantidad de habitantes en su andar diario: tráfico, tránsito peatonal en avenidas principales, aglomeraciones. Se dice que el cruce de Eje Central y la calle Madero, en el primer cuadro del Centro Histórico de la ciudad de México, es el de mayor afluencia de transeúntes en América con más de cinco millones al día.




El país con la mayor densidad demográfica a nivel mundial es China. En su superficie de cerca de nueve millones y medio de kilómetros cuadrados se encuentra una sexta parte de la población mundial, aproximadamente mil 400 millones; llevar a cabo un censo en esa región asiática debe de ser una tarea titánica.




La pregunta aquí es, ¿cómo es el reparto de las viviendas para otorgar un techo a los pobladores? La explicación es muy sencilla: construyen hacia arriba.



Hong Kong es una de las regiones más importantes de China, con poco más de siete millones de habitantes. Es reconocida por su arquitectura, ya que la han adaptado a la escasa superficie edificable, lo cual los ha convertido en sinónimo de modernidad. La ciudad es reconocida porque tiene la mayor cantidad de rascacielos del mundo.




La verticalidad de sus construcciones va de acuerdo a la densidad de población. A la integración de los espacios públicos destinados para la vivienda se le conoce como alta densidad, edificaciones para el mayor número de inquilinos posibles.




En general, los edificios de Hong Kong llaman mucho a la atención a propios y extraños por la forma en que están construidos. Por ello, el fotógrafo alemán Michael Wolf se propuso tomar fotografías de cada uno de ellos para presentar la serie Arquitectura de Densidad.




La perspectiva que muestra es como si fuera un extranjero, una mirada extraña y fascinante ante columnas habitacionales que surgen de la superficie para dar cabida a cientos de personas. Líneas de concreto y ladrillo que emergen para tratar de alcanzar el cielo.



El objetivo de Wolf es darle ese “valor simbólico a los detalles aparentemente insignificantes que a menudo pasan desapercibidos”. Y estamos seguros que eso sucede, porque pocas veces volteamos a ver con detenimiento la arquitectura que nos rodea. 




Sus imágenes se vuelven más envolventes debido al recorte del cielo y la superficie, quedando sólo las hileras infinitas y la simetría de los departamentos, sólo se reduce a una abstracción. No hay personas, pero en muchas ocasiones se aprecia la ropa tendida, contraste con los millones de habitantes que pululan en sus calles chinas.


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