Nubes figurativas


En la actualidad las grandes metrópolis concentran grandes cantidades de dióxido de carbono que perjudican la salud de los habitantes. Esta polución, además de tener un efecto negativo, evita que se pueda apreciar el cielo en todo su esplendor.


Algunos niños, dentro de su inocencia y en el constante aprendizaje de la vida, piensan que el cielo es de color gris. Lo que ellos llevan mucho tiempo viendo es la nata de la contaminación generada por los automóviles y las industrias, principalmente.


Al realizar viajes por carretera durante el día, el espectáculo visual corre a cargo del cielo azul. Siempre se agradece la posibilidad de mirar hacia arriba y ver la intensidad y profundidad que proyecta ese infinito para nuestros ojos.


Otra peculiaridad y maravilla que ofrece la naturaleza es que ese cielo azul esté adornado por las nubes. Desde el auto en movimiento pareciera que nos acompañan en nuestro camino hacia el destino final. Su majestuosidad es perfecta en un lienzo vasto.


La reflexión de la luz del Sol sobre las gotas de agua microscópicas producen una serie de colores rojizos que únicamente los fenómenos naturales pueden otorgar; mientras el astro rey detrás de las nubes, la exhibición aérea está garantizada.


Las nubes se convierten en una pieza de ingeniería mental cuando se unen con la imaginación y la fantasía, y eso nos ocurre a todos. Al observar su paso andante por el cielo, muchos pueden dilucidar varias figuras.


Las abuelas [o por lo menos la mía] dicen que cuando hay muchas, son pequeñas y marchan juntas, son “borreguitos”, entonces uno las mira y, en efecto, se convierten en una analogía animal.


Un fenómeno parecido ocurre en cada mente, y es un hecho único y exclusivo de quien mira arriba, porque al compartir el avistamiento con otros, no llegan a ver lo mismo que miramos; de ahí viene el tan conocido “¿de cuál fumaste?”.


El creativo español Martín Feijoó, alias Tincho, en un viaje por México descubrió el portento del cielo azteca cuando viajaba por carretera; percibió de manera especial, y muy a su manera, los trazos de figuras dentro de las nubes, por lo que decidió fotografiarlas.


Ya con las instantáneas, en Madrid, decide ilustrar lo que en ese momento vio en las nubes, dando vida al proyecto Shaping CloudsTrazos de color negro que emergen de una masa blanca donde somos testigos de la existencia de un pato, una tortuga, un perro, incluso, la nube de Darwin.


Si quieren ver más del trabajo de Martín Feijoó, den click en su nombre y apellido.

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