¿Vandalizando monumentos?


Las estatuas son las grandes obras de arte en distintas ciudades, sobre todo, si son de personajes que hicieron algo representativo en su país. Por lo general, hasta el lugar más recóndito tiene una en su plaza.



La verdad sea dicha, pocas personas se acercan ante estas efigies para saber quiénes son, eso si, cuando hay una cámara de televisión grabando aspectos, la conglomeración se hace presente y todos quieren saber quién es el que está ahí parado.



Las estatuas y/o monumentos se erigen como agradecimiento y reconocimiento a las buenas acciones que hizo en vida la persona en cuestión. Por ejemplo tenemos la de Juan Pablo II en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, a Sir Winston Churchill en la Plaza del Parlamento en Londres, a Abraham Lincoln en Washington, el Buda de Kamakura en Japón, la diosa Cibeles en Madrid, el Cristo Redentor en Río de Janeiro, la Estatua de la Libertad en Nueva York... y la lista puede continuar.



Una de los temas delicados con estas obras es su seguridad. Los cuidados radican en concientizar al público en el respeto de los monumentos, evitando al máximo la vandalización de los mismos, sin embargo existe una persona a la cual no le importan esas reglas y decide intervenirlas con un poco de humor.



El multilaureado artista australiano Matthew Quick decide darle un toque personal a esas estatuas clásicas rayando en lo chusco e irónico, situación que a más de uno no gustará, pero que así es.



La colocación de ropa interior, un patito de hule, un iPod con sus audífonos Beats o un tendedero son elementos que intervienen en un cuadro que se rompe por el color extraño que la invade.



Si quieren ver trabajos de Quick, den click en su apellido.

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