El gran avioncito
Los juguetes son artículos que desde la niñez nos encantan. Tienen un poder magnético en el gusto de los niños -y no tan niños-, que hay quienes los conservan aún en su etapa adulta. Mucho se cree que son las mujeres las que más los guardan, pero no es así, los hombres también lo hacen, aunque algunos lo nieguen o piensen que pueden perder su "madurez" por admitirlo.
Las figuras de acción, los autos a escala, las Barbies, los Legos y los muñecos de peluche son sólo algunos de los pasatiempos que hay para crear historias extraordinarias sacadas de la fantasía de chicos y grandes.
En ciertos hogares aún se pueden ver repisas o muebles dispuestos como jugueteros donde se pueden apreciar los objetos que por años acompañaron a su dueño en grandes batallas, juegos de la "comidita", compras en las tiendas de ropa y en una diversidad amplificada de escenarios ficticios donde los protagonistas fueron, o son, los juguetes.
Tienen tanta importancia en el desarrollo infantil que los de Pixar decidieron crear Toy Story, un universo donde los juguetes tienen vida propia cuando están solos. Su éxito ha sido rotundo capturando la atención de los niños, sus papás y hasta los abuelos que rememoran los lejanos sueños de la diversión con las figuras de plástico.
Varun Thota es un diseñador gráfico que tiene un sello especial en su andar: siempre carga con un pequeño avión de juguete. No sabemos desde cuándo lo hace, pero se ha convertido en el personaje central de sus vuelos por el cielo.
Este diseñador se autodeclara un obsesivo de la tecnología, lo que se ve reflejado en la serie de imágenes de su avión que publica en la red social Instagram, fotografías tomadas únicamente con su iPhone 5S, y no sólo ésas, sino todas las que se encuentran en su cuenta.
El avioncito se aprovecha de la ilusión óptica para aparentar que es una gran aeronave que pasa por el cielo de la región de Macau, en China. Instantáneas que simulan de forma extraordinaria su vuelo por una canasta de basket, por encima de los edificios, sobrevolando la ciudad en un atardecer, inclusive, aterrizando en el aeropuerto.
Thota lo logra de una manera muy sencilla y explícita al tomarlo de la cola, estirar el brazo lo suficiente y colocarlo en un ángulo donde la visión engañe al cerebro al enviar una imagen de un objeto que se encuentra en un viaje por el cielo, mientras la lente del iPhone se encarga de capturar la idea de su creador.
Me gusta. Felicidades a Sam y a Tali y su Indie Emergente.
ResponderEliminar