Cuando miras porno, así te ves...


El sexo vende, es una consigna que no tiene discusión. La industria de la pornografía es una de las más poderosas en el mundo, goza de buena salud en sus finanzas y cada día se producen cientos de películas en el mundo.



El gusto por ver a dos o más personas teniendo actividad sexual es innato en una gran cantidad de personas desde la pubertad hacia adelante. De hecho, algunos niños tienen un despertar temprano y se empiezan a interesar en el tema por distintos cambios hormonales. Al no implicar una participación activa, el individuo se convierte en voyerista, pasión por ver a los demás.



De jóvenes se vive una etapa donde el sexo pareciera que lo es todo [para algunos pueden pasar los años hasta la vejez y sigue siendo su universo]. La búsqueda por encontrar material que muestre la desnudez del cuerpo humano se vuelve incansable.



Las visitas a los puestos de periódicos y, en su momento, a los videoclubs para encontrar revistas y películas, sino pornográficas, si eróticas, eran constantes. Ahora que si querías ver XXX, tenías que recurrir al mercado negro.



¿Alguna vez fueron sorprendidos cuando miraban porno? Ese era el temor más grande, que algún adulto te encontrara pegado al televisor porque vendría la reprimenda. La adrenalina funcionaba al tope.



La llegada de la tecnología hizo que el porno esté sólo a un click de distancia. En la red se puede encontrar con facilidad miles y miles de videos gratuitos con contenido no apto para menores. Lo único que no cambia es el modo incógnito, siempre atentos a no ser captados por nadie.



Cuando se le pregunta a la gente si ha visto pornografía, algunos por pena evaden la respuesta, otros prefieren mentir y pocos lo aceptan. No se diga cuando ese público es femenino, el rubor es mayor, porque pareciera que esta actividad sexual está planeada para el mercado masculino, pero no es así.



¿Cuál será la cara que pone cada persona que mira porno y se siente observado? El artista trinitario Patrick Struys realizó un trabajo gráfico experimental llamado Porn Portraits que consiste en captar las expresiones de personas mientras contemplan la cópula de terceros.



El público elegido estuvo dentro de un cuarto donde se les proyectó un video de 5 minutos y medio que fue hecho y editado de acuerdo a cada persona.



Lo interesante del proyecto es que mientras veían el cortometraje pornográfico, ellos sabían que estaban siendo fotografiados, que sus expresiones serían reveladas, lo cual hace más real la manifestación gesticular porque están siendo exhibidos como voyeristas. Nada más incómodo, pero divertido, que ser visto como un “mirón”.



Para ver más del trabajo de Patrick Struys, den click en su nombre.

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