Los objetos cotidianos


Cada día se nos presentan una gran cantidad de objetos que llega el momento en el que ya no nos percatamos de ello. La cotidianidad los vuelve invisibles, sin embargo, en el inconsciente sabemos que tienen una función para realizar nuestras tareas diarias.



Es muy cierto que los bebés y los niños tienen la capacidad de asombro a flor de piel. Están ávidos de conocer todo lo que los rodea, lo que pasa dentro de sus campos visual y auditivo. Se percatan de la existencia de cada uno de los objetos en su espacio físico, esos que para los adultos ya no tienen ningún asombro y sólo sirven para algo, por muy ínfimo que sea.



El cerebro registra todo lo que se ve, huele, palpa, escucha y tiene sabor por medio de los sentidos. La forma en que trabaja el raciocinio es sorprendente. El otorgar volumen y profundidad a los objetos es algo que hacemos de manera mecánica, pero cuando se estudia a fondo, nos damos cuenta que es una proeza más de la perfección del cuerpo humano.



La vida está llena de objetos. Enumerarlos nos daría una lista kilométrica, pero cada uno de ellos tiene una función especial, para ello fue inventado, para simplificar actividades y otorgar comodidades. Van de las más insignificantes a las más importantes, por ejemplo, el control remoto de la televisión, una tira de plástico con muchos botones que en cierto momento adquiere un significado especial de poder implícito: quien lo tenga decide que se verá.



Así como los focos tiene la tarea de alumbrar, el lavabo para asearse, las sillas para sentarse y las escaleras para subir o bajar, existen infinidad de objetos que tienen destinada una función. Sin embargo, qué pasaría si llegará alguien o nos transportaran a un mundo alterno donde los objetos no funcionan de la manera en que los conocemos.



Como parte del enriquecimiento de su vocabulario visual, el artista canadiense Michel de Broin ha sacado de contexto muchos objetos para darles una forma y uso diferente. La creación de su mundo alternativo.



Les otorga una funcionalidad distinta a la que fueron creados, haciendo una relación de amistad entre objetos disímbolos entre si, haciendo que tengan un significado nuevo basado en su imaginación y creatividad.



De Broin rompe el esquema universal establecido de los objetos que utiliza, ensamblando piezas donde no hay cavidades de la medida exacta. Sus esculturas e instalaciones visualmente generan ruido en el espectador, pues el ojo, que manda la información al cerebro para razonarla, tiene que dar un vuelco en los datos del objeto, para comenzar una interpretación diferente.



Sus obras ¿disfuncionales? lo han llevado a montar exposiciones por diferentes partes del mundo, siendo Canadá y Estados Unidos sus bases principales. En septiembre del 2013, de Broin visitó México como parte del cartel del Festival de Artes Electrónicas y Video Transitio_05, celebrado en el Centro Nacional de las Artes del Distrito Federal, donde comentó su gusto por romper la banalidad diaria a través de sus pequeñas intervenciones o sus esculturas monumentales.



Su materia prima es diversa, desde los muebles domésticos y callejeros, luminarias, señalizaciones o escaleras hasta herramientas básicas como un martillo.



Para conocer más de Michel de Broin, den click en su nombre.

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