Caja idiota
La
televisión es considerada uno de los más grandes
inventos en la historia de la humanidad, pero al mismo tiempo dañino por la
adicción que provoca.
Sin
duda alguna es una de las más grandes creaciones del hombre, pues la transmisión de imágenes a distancia cambió
la perspectiva de la vida cotidiana. La información que se transmite es más
admisible que la de otro medio auditivo o visual, además de que comunica un
mensaje con mayor rapidez.
Sin
embargo, su progresivo protagonismo
fue convirtiendo a la televisión en un miembro
imprescindible en las familias, la nana
de los niños, la distracción de los
jóvenes, el entretenimiento de los
adultos. El mal empleo de este medio
en cuanto a los contenidos que ofrece
y el uso desmedido y sin control por
parte de los consumidores conllevan efectos negativos al grado de
estigmatizarla como la caja
idiotizadora.
Estudios
han demostrado que excesivas cantidades de horas frente al televisor puede alterar nuestra consciencia y apagar el sentido crítico,
sobre todo si desde niños hemos estado expuestos a este aparato. El desarrollo
del cerebro puede verse perjudicado y afectar las relaciones sociales en la etapa adulta.
La
fotógrafa australiana Donna Stevens
realizó un pequeño experimento colocando a niñas
y niños frente al televisor en un cuarto oscuro, el resultado, expresiones embelesadas, con la mirada perdida,
en calidad prácticamente de zombies
fue como Stevens sorprendió a los niños contemplando lo que les mostraban a
través de la pantalla que proyecta imágenes.
La
serie de retratos llamada Idiot Box explora el valor que le damos a la tecnología y
los efectos que esto acarrea desde
la mirada de los niños, parece como si fuera parte de su tarea dedicarle varias
horas a la semana a la tele.
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