Fragilidad
¿Cuántos
menores de edad viven en situación de calle? ¿Por qué un niño vive en la calle? Se estima que en el mundo hay
alrededor de 120 millones de niños
viviendo en la vía pública [30 millones en África, 30 millones en Asia y 40
millones en América Latina]. Además de que están expuestos a todo tipo de abusos.
Existen varias razones por
las que los niños deben o deciden vivir en la calle, por factores familiares, económicos, sociales, incluso, políticos, influyen de manera importante. Encuentran en ella un ámbito que les permite trabajar y obtener recursos
para sobrevivir, o una salida para
olvidarse de sus problemas.
El artista estadounidense Michael Aaron Williams emprendió
un viaje a Tailandia, Corea del Sur y
China para retratar las condiciones
en las que viven los niños que deambulan por las calles. Una realidad de la
que ningún país de América, Europa, Asia o África está exento.
Al crecer, Aaron Williams experimentó
con drogas y el alcohol que con el tiempo le condujeron a sufrir una depresión. De la que salió
gracias a que concentró parte de su
energía al arte, mediante el que ha desarrollado un estilo, que lo ha
llevado a exponer su obra por las calles de numerosas ciudades, y también ha
expuesto en galerías con notable éxito de crítica y público.
Esa experiencia lo
convirtió en un ser humano más sensible y consciente ante las situaciones que
padecen las personas que son más
vulnerables, las que han sido olvidadas por la sociedad.
El trabajo de Williams consiste en retratar en plantillas de cartón, a tamaño real, a niños que efectivamente se hallan en la
calle, que se encuentran sin hogar, que son huérfanos. Después los recorta y los coloca en paredes, avenidas,
parques, jardineras, en lugares comunes donde se mueven los pequeños. Zonas al aire libre para que los ciudadanos
y los turistas puedan observar. Posteriormente, complementa el cuadro con objetos que realzan la composición.
Elementos como flores, flechas, alas, avioncitos de papel. Accesorios que
también tienen un significado simbólico.
Un toque de belleza que represente una
esperanza.
El artista urbano vivió,
durante dos meses, en un orfanato en
Tailandia y fue ahí donde conoció las
fuertes y terribles historias de varios de los habitantes, que a pesar de
ver fracturada su vida, aún le encuentran
el lado positivo. Relatos que los protagonistas le permitieron utilizar a Williams para crear su obra. Narraciones
que inspiraron y dieron sentido a las piezas.
Williams hace una analogía
entre la delicada y precaria condición en las que vive un niño sin la
protección de su familia, sin un techo donde habitar, y la
fragilidad del cartón sobre el que plasma las figuras de los pequeños.
El objetivo de su obra es
sensibilizar a la sociedad de la situación a la que diariamente se enfrentan
los menores. Además, busca recaudar
fondos a beneficencia de los niños y adultos que carecen de un hogar.
Williams considera que “si nadie los ve dejarán de existir; se los
llevará el viento y otras fuerzas los arrancarán y tirarán”.
Estas instalaciones al aire
libre se centran en el estado efímero de la gente de la calle y permite al
espectador participar en el resultado de las piezas, representando su belleza y
fragilidad.
La manifestación artística
de Aaron Williams conlleva una declaración
social dirigida a todos.
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