El universo a su mínima expresión
“Hemos averiguado que vivimos en un insignificante planeta de una triste
estrella perdida en una galaxia metida en una esquina olvidada de un universo
en el que hay muchas mas galaxias que personas.” Carl Sagan
Tomados de la velocidad vertiginosa que lleva la película Gravity, del
director mexicano Alfonso Cuarón, el espacio, los astronautas y la Estación
Espacial Internacional han cobrado gran relevancia para el mundo. Su visión y recreación sólo podría ser comparable a lo hecho por Stanley Kubrick, por allá de finales
de los sesenta, con la cinta 2001: Odisea del Espacio.
Es un espacio exterior donde reina la soledad, las múltiples estrellas que
se divisan en un firmamento que tiene como referencia el planeta Tierra. Miles
de millones de kilómetros de materia oscura que tiene diminutos detalles
resplandecientes que son planetas y sistemas solares completos, y complejos
para el ser humano.
Allá arriba, muy por encima del cielo azul, existe un universo que ha
sido objeto de estudio del ser humano desde que se tiene registro de la
historia. Un lugar descomunal que encierra enigmas que quizás no vivamos para
conocer. Continuamente la NASA nos da información de los diversos
estudios que realizan, de descubrimientos de planetas y galaxias. Nos
muestran las imágenes de los robots que exploran la superficie marciana o
fotografías de las erupciones solares.
A últimas fechas la tensión va en aumento por el continuo paso de
asteroides que rozan o se impactan dentro de la Tierra, como lo sucedido el año
pasado con el meteorito de Cheliábinsk que colisionó en Rusia. A partir de ese
evento, circula en los ámbitos astrofísicos información de cuántos más podrían
entrar a la atmósfera terrestre.
La película Gravity es uno de los ejemplos más cercanos de cómo es la
vida fuera del planeta [al grado de ser reconocidos por los astronautas que han
estado en el espacio por el excelente trabajo de ambientación y efectos
especiales que se asemejan a la realidad]. No dudamos ni por un segundo que
muchos niños y jóvenes hayan plantado en su imaginación, y decisión, investigar más sobre el tema, incluso, de convertirse en astronautas cuando sean
grandes, uno de tantos sueños que todos tenemos.
Haari Tesla es una fotógrafa que tiene un gran gusto por la ciencia y el
arte, razón por la que decidió conjuntarlas para crear una serie de trabajos
que evidencian que ambas disciplinas pueden engendrar algo hermoso. Uno de
estos recibe el nombre de Illuminated Code From Space, una colección de
imágenes del espacio.
Su labor no es ninguna improvisación. Para alcanzarla, realiza investigaciones para encontrar el punto exacto donde convergen, de manera
equilibrada, lo digital con lo análogo. Su narrativa visual bien podría pasar por una visión de ciencia ficción que pretende dilucidar cómo sería el futuro, tanto en su manera de ser
observado como en la forma que podría ser estudiado. El trabajo prospectivo se
hace presente teniendo como base el arte.
Illuminated Code From Space es una revisión que se acerca a la
inmensidad del cosmos, ya sea como macrocosmos o microcosmos. Tesla se
basa en el “esquema antiguo de los griegos neoplatónicos de estos conceptos que
rondan las escalas grandes y pequeñas… donde el hombre se ubica en el punto
medio”.
La idea para concebir estas imágenes surgió cuando en una de sus
investigaciones se encontró con material del espacio publicado en diferentes
plataformas. De esta manera decidió experimentar con fotografías a las cuales
sometió al efecto fotográfico llamado tilt shift, técnica que genera una
ilusión óptica donde los paisajes parecen maquetas pequeñas.
El resultado es sorprendente porque se pueden apreciar diminutas
galaxias, nebulosas y supernovas como si fueran microorganismos. En sus
palabras “es un proceso simple y todo mundo puede hacer lo mismo”.
Para conocer más de Haari Tesla, den click en su nombre completo.
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