Rostros caninos tras el cristal


Una postal muy frecuente que se da durante la circulación de los vehículos es ver a los perros asomándose por las ventanillas. Todo parece indicar que es una de sus posiciones favoritas porque se nota que despiden felicidad.



Es increíble cómo disfrutan de esos paseos por las calles, adoptando el estilo de cualquier perro con el pedigrí más fino. Hay personas que comentan que el aire que reciben, producto del movimiento, los refresca, que penetra por sus pezuñas.



Sin embargo, también hay otra escena que no es muy agradable y es cuando los dueños los dejan encerrados dentro del auto. Un acto por demás inhumano, ya que en ocasiones dejan el vehículo completamente cerrado provocando un reflejo de asfiXia en el cuadrúpedo.



Los perros tiene la expresión más clara de sus sentimientos; sus facciones, como las personas, revelan lo que sienten en el momento, pero sus ojos son la entrada a lo más profundo de sus ser.



El fotógrafo Martin Usborne vivió una situación similar cuando era niño: se quedó dentro del coche y experimentó la soledad de tan sólo unos minutos, provocando que emanara de su inconsciente un miedo a estar sólo sin ser escuchado por alguien. Tiempo después, vio el maltrato a un perro, el cual no tiene manera de articular palabra para expresarse.



Su proyecto The Silence of Dogs in Cars muestra un panorama sombrío donde los perros se encuentran dentro de un auto sin ser escuchado por alguien. Notó que algunos estaban asustados, otros enojados y unos más excitados por la situación en la que se encontraban.



La premisa de Usborne es que “hay vida en los lugares más oscuros de nosotros”, así que si quieren conocer más de su filosofía, den click en su apellido.

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