Si todo fuera diferente...
Pensemos por un instante en lo que tenemos en nuestro mundo. Si se dan
cuenta, todo está preconcebido, desde que nacemos el contexto tiene un
principio y un fin, todo tiene un por qué.
Gran parte de la vida tiene reglas, escritas y no escritas, que se deben
de respetar. Es por ello que se establece que estamos en mundo matemático donde
los números actúan de manera fría y con certeza.
Pocas son las mentes que han llegado a romper los esquemas, las reglas y
los paradigmas. Esas personas se distinguen de los miles de millones que habitamos este planeta.
El pensar diferente no es una tarea fácil; modificar el chip es una
tarea complicadísima que te puede llevar a morir en el intento. Tanto lo bueno
como lo malo está escrito, quien pretenda decir lo contrario se enfrentará al
rechazo en su ámbito.
Cuando alguien logra hacerlo su vida toma un sentido diferente, un
camino a demostrar que las situaciones pueden darse de otra manera
sin que afecten el resultado.
El enriquecimiento cultural e intelectual es una garantía en el momento
en que hay algo diferente, idealizado por una mente con fines contrarios a la
vida cotidiana. Hacer la diferencia está en cada uno de nosotros.
Mári Dimitrouli es una artista conceptual, conocida como Marion Toy, que
mira el mundo de forma muy diferente a como lo hacemos los demás. Su mente se
llena a cada instante de un surrealismo que altera la realidad de quien se ve
expuesto a su obra.
El manejo de elementos e ideas permiten que cada objeto que cae en sus
manos adquiera un uso para el cual no fue construido. El ir más allá de lo
establecido le permite concebir instalaciones que la creatividad le dictó.
Cada concepto visual tiene una intencionalidad que resulta aplicable,
aunque lo veamos diferente, incluso con un humor que denota el “por qué no
pensamos que también se podía utilizar así”.
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