El arte del objeto

¿Cuántos objetos tocamos a diario? Si se dan cuenta, desde que despertamos, estamos en contacto con algo: el despertador, la cama, la almohada, las sábanas, las sandalias, la puerta, el piso y una larga lista que se podría sumar.

Los objetos están diseñados para facilitarnos la vida, eso es indiscutible. Basta recordar la invención de ese objeto circular que, si no es el mejor de la historia, por lo menos está entre los primeros tres, al que llamaron rueda. Su repercusión en la cronología humana es fundamental para la evolución.

Sería una labor titánica saber cuántas cosas hay en el mundo que son de uso cotidiano. Piezas que utilizamos para el uso personal, en el trabajo, la escuela, las disciplinas deportivas, las creaciones artísticas, los oficios y en todo lo que se nos pudiera ocurrir.

Los objetos pueden resultar de gran ayuda en los estudios antropológicos, ya que cada uno es parte de una civilización o sociedad antigua, lo que permite conocer los usos y costumbres de otras épocas. En muchas ocasiones su valor resulta incalculable por su significado.

En la ciudad de México se encuentra un espacio dedicado a estos elementos tan particulares: el Museo del Objeto del Objeto [MODO], en donde se exhiben más de 100 mil objetos que datan de 1810 a la fecha. Aquí se puede hacer un recorrido en el tiempo para conocer las tendencias políticas, económicas y sociales de la sociedad mexicana con sólo observar los objetos.

Debemos decir que el MODO no es el único interesado en los objetos, en Francia, el artista Gilbert Legrand tiene una seria afición por los artículos, aunque no tanto por su historia, sino por lo que representan para él en su imaginación.

Resulta que Legrand ve imágenes donde nadie más podríamos. Estas creaciones mentales están basadas en personas y animales, ya que en una brocha para pintar recrea a un chavo con una banda blanca en la frente y los cabellos parados o en un tenedor a un Beatle con una cuchara como guitarra.

Para el artista esos millones de objetos que deambulan alrededor de nosotros son su materia prima. Las recreaciones mentales de situaciones y personajes corren a cargo de una fantasía cimentada en la imaginación.

La destreza para pintar imágenes de mujeres dentro del mago de un serrucho, simulando que la hoja de metal es el vestido que cubre su cuerpo o plasmar al jefe de una tribu india al utilizar un cepillo para zapatos es única y especial.

Su inventiva deriva en esculturas que han visitado galerías alrededor del mundo, además de ser merecedor de varias distinciones por la calidad de sus obras. Su sentido del humor es exquisito porque a golpe de vista vemos el personaje en una situación chusca pero con el paso del tiempo nos vamos percatando del objeto sobre el que están dibujados.

Para conocer más genialidades de Gilbert Legrand, den click en su nombre.